En donde Yura atrapada en una dinámica familiar disfuncional, se ve envuelta en una relación apasionada con su misterioso vecino, Toji Fushiguro. En medio de una relación marcada por la pasión y la disfuncionalidad, Yura y Toji se sumergen en un tor...
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– Despierta.–
La almohada cayó sobre ella despertándola de la forma más desagradable posible. Abrió los ojos con mucha pereza y tras removerse debajo de las sábanas volvió a quedarse dormida.
Hoy no quería hacer nada.
Hoy solo quería dormir todo el día con el buen clima que hacía.
— Despiértate de una vez.—
Toji le quitó las sábanas del rostro y finalmente Yura despertó lanzando un quejido de reproche.
La mañana estaba tan agradable, las sábanas creaban una calidez arrulladora en el frío clima. Intento levantarse de la cama pero al instante sintió un dolor punzante que le recorría todo el cuerpo. Su entre pierna dolía mucho al igual que sus hombros, su cadera, su vientre, su cabeza, todo su cuerpo se sentía atropellado haciéndola sentir enferma.
— ¿Qué hora es? —
— Son las cinco.—
— ¿Por que me despiertas tan temprano? Apenas he dormido unas horas.— Toji la miro por la esquina del ojo y volvió su vista a lo que sea que estaba haciendo.
No sabía que le molestaba más, haber sido despertada muy temprano o el hecho que se sentía usada y desechada por él. Si éramos objetivos ellos solo tenían encuentros casuales, pero hasta en sus más pequeños encuentros casuales los chicos habían tenido al menos algo de tacto con ella. Toji simplemente parecía estarla ignorando fríamente. Recordó incluso a la chica de la otra vez, a la cual Toji le había votado la ropa en la cara.
Mierda. Definitivamente no quería ser esa chica.
Cuando Yura termino de vestirse se quedó esperando en la cama, viendo como Toji se movía de un lado a otro buscando sus cosas, hasta que en un momento este se detuvo y volteó a verla.
— ¿Qué estás esperando? Vete, necesito hacer algo.—
Justo a eso se refería cuando decía que no quería ser tratada como un desecho. Su labio se abrió pero no salieron palabras, cerró su boca y lo miro a los ojos intentando calmar su mente y ordenar sus pensamientos antes de querer explotar.
La calma de Yura para Toji era como el mar antes de la tempestad. En su vasto conocimiento de mujeres, ella solo tenía dos opciones: Sentirse indignada y llorar, o sentirse indignada y gritar como una loca histérica. Mientras esperaba la respuesta, él seguía apreciando su intrigante calma, podía ver como sus emociones se arremolinaba en un mismo núcleo.
Tal vez muy en el fondo, Toji si quería verla hecha un desastre por él.
— Ayer...—hablo finalmente ella después de un rato de silencio — Fuiste irresponsable, hazte cargo de eso y me iré.—
