How I Fix It?

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Llegaron a Alaska.
Cada quien tomó su maleta y caminando a la misma distancia uno de otro, salieron del aeropuerto. Todo el camino fue en silencio, de momentos Colette miraba al hombre con el cabello bicolor y eso le provocaba mariposas en el estómago. Unas horribles mariposas en el estómago, los sentimientos más y más crecían. Debía detenerlos.

Llegaron hasta las casas, ambas se encontraban cerradas y para la suerte de ambos, ninguna había sido forzada. A pesar de eso, Duncan la hizo detenerse, se metió a su casa a ver si no había nada fuera de lugar, alguna bomba, algún intruso o quizás alguna cámara con micrófono.
Ella se sentó en la nieve.
Treinta minutos transcurrieron.
El alcohol ya casi se disipaba de su cuerpo completamente. Aún se sentía mareada.
Duncan apareció por la puerta y pasó de largo a casa de ella. Hizo el mismo procedimiento. Treinta minutos más en que Colette se deshacía encima de su maleta al igual que un muñeco de nieve al cambiar la temporada. El alcohol la tenía cansada.
Conversaba con ella misma de todas las cosas que quizás había hecho mal para que él reaccionara de esa manera. Quizás... su actitud despreocupada y errática que él, a su edad, ya no estaba para aguantar. Por supuesto, a su edad, necesitaba a alguien como él; que no le trajera problemas de hormonas y de una ira no tratada a tiempo. De una mujer madura que pudiese controlar sus emociones como una persona normal, pero no, le tocó estar con una mujer traumada. Veinte años más joven.
"Bueno, igual es su culpa al meterse en esto" se dijo justificando que no era completamente su culpa.

Suspiró.
Duncan volvió, le hizo un movimiento de cabeza para avisarle que no había nada fuera de lugar y que pasara a ponerse cómoda.
—Iré a mi casa, en un momento voy a la tuya y practicamos con las armas.

—Tú eres el jefe —dijo sin más y se acercó a su casa—. Extraño a mi perra.





....

El tiempo pasó y "un momento" se transformó en horas. Colette se sentó en la entrada de su casa a mirar la nieve y como el viento mecía los árboles. La casa se sentía más fría que estar afuera.

Con el alcohol completamente fuera de su sistema, podía pensar con mas claridad, sabia que había hecho mal, pero el también y también sabía que debían hablar todo con mas calma.

-Maldito viejo, tenía que llegar a mi vida a poner todo de cabeza. -murmuro mientras encendía su cigarro.

No iba a culparlo si la abandonaba ahora, no es su batalla, no tenia porque arriesgarse por ella e iba a comprender que ya no quisiera ni verla.

Colette suspiro, ideando algún plan para matar todos esos sentimientos dentro de ella, no debió dejarlos crecer, debió alejarlo antes, ella idiota comenzó a tener sentimientos y era obvio que el solo quería sexo de ella.

-Imbécil, eso es lo que eres Colette. -seguía murmurando.

Horas habían pasado y Duncan no aparecía, Colette aunque no lo aceptara, le había dolido, a pesar de todo, le gustaba tenerlo cerca y molestarlo.

-Naces sola, mueres sola, si. -se decía una y otra vez.

Estaba cocinando su cena, pero su mente no la dejaba sola y eso comenzaba a fastidiarla.

Estaba cocinando su cena, pero su mente no la dejaba sola y eso comenzaba a fastidiarla

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-Buen provecho. -se dijo a si misma.

Suspirando, comenzó a cenar, había esperado un poco mas al viejo, pero no tardo en darse cuenta que el ya no quería verla, bueno lo tenia un poco merecido si, no lo podía negar y ahora tenía que afrontar sus consecuencias.

Con pesar alejo su plato y se fue hacia su habitación, el apetito que tenia había muerto y solo deseaba poder dormir.

Acostada sobre su cama, mirando el techo fijamente, es que se dio cuenta que si, efectivamente iba a extrañar a ese anciano molesto, siempre mirándola, vigilándola a la distancia y ahora, ahora se sentía mas sola que nunca.

Dream On 😈Duncan Vizla& Colette Dubois😈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora