Living

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Colette

¿Hay algo mas jodido que la soledad?

Nunca me molestó en realidad, pero desde que escapé de ese lugar, siempre tengo que mirar sobre mi hombro, la soledad ya no es solo una opción.
Es necesaria.
No me puedo dar el lujo de confiar en alguien y equivocarme.

—Lo siento —murmuré al chocar contra un hombre.

Él levantó la mirada, me incliné para levantar lo que tiramos por culpa de mi torpeza y al centrar mi mirada en él me llevé una sorpresa:.. el hombre a pesar de faltarle un ojo era realmente apuesto y por alguna extraña razón un sentimiento de familiaridad se instaló en mi pecho.
Él no dejaba de mirarme.
Rápidamente le di sus pertenencias y di media vuelta.

¡No vuelvas a dudar maldita idiota!
Mis sentidos se activaron, creí que el hombre me seguía pero solo íbamos hacia la misma dirección, al parecer eramos vecinos y no lo había notado; creí que era la única en vivir tan apartada de la sociedad, pero no, al parecer no era la única que pensaba de esa manera. La soledad le resulta cómoda a más personas que solo a mi.

Y, por esas casualidades... vivía junto a mi.
Era mi vecino. Si, ya lo había dicho pero recalcarlo era muy necesario. Era mi vecino.
El hombre con aspecto de asesino y sin un ojo.

Al llegar a casa guardé todas las compras, me abastecía de comida cada semana ya que se terminaba rápido gracias a mi gran apetito y claro, a las mascotas que decidieron vivir conmigo

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Al llegar a casa guardé todas las compras, me abastecía de comida cada semana ya que se terminaba rápido gracias a mi gran apetito y claro, a las mascotas que decidieron vivir conmigo.



...

Era un día con mucha nieve.
Terminé de hacer la comida, no me gustaba hacer las cosas con prisa así que la dejé hecha aunque no fuese a comer en ese instante, me di cuenta que necesitaba cortar mas leña, suspiré, odiaba cortar leña. Podía ser buena para muchas cosas pero para ese trabajo de leñador me faltaba fuerza.

Abrí la puerta y fui hacías los troncos, mi perro husky salió corriendo y dio una vuelta por la nieve, reí por eso.

—¡Ahora, troncos del demonio, veamos que tanto me van a hacer batallar el día de hoy! —grité en la soledad de mi patio

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—¡Ahora, troncos del demonio, veamos que tanto me van a hacer batallar el día de hoy! —grité en la soledad de mi patio. Tomé un par para llevarlos hacia el hacha—. Seria mas fácil si se pudiera hacer a base de balazos... nadie me escucharía y no creo que a mi vecino, el tuerto, le importe salir a mirar.

Dream On 😈Duncan Vizla& Colette Dubois😈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora