Capitulo 7

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Al día siguiente de aquella reunión decisiva, Wienczyslaw se dirigió hacia el laboratorio con una mezcla de ansiedad y entusiasmo. No sabía qué esperar, lo que le generaba una gran emoción. La curiosidad lo consumía, así que condujo lo más rápido que pudo a esa hora por la ciudad, deseando llegar cuanto antes a su destino.

"Hola a todos, ¿cómo han estado? Espero que bien. Ahora sorpréndanme con los cambios", empezó a decir al momento de entrar en la sala llena de técnicos. Su entusiasmo era evidente, y los técnicos notaron su energía a medida que llenaba la habitación con su presencia.

"Todavía no ha llegado el Sr. Kenneth. Él dijo que lo esperemos para que pueda explicar mejor", le comentó un técnico. Pero Law no podía esperar más, quería ver el nuevo diseño cuanto antes. La ridícula caja que cubría el prototipo no le permitía imaginar cómo lucía la creación, lo que lo hacía sentirse aún más impaciente. Sin poder contenerse, comenzó a caminar de un lado a otro alrededor de la sala. ¿Cuánto más tardará Kenny en llegar?, pensó mientras seguía dando vueltas por la habitación.

"Disculpe, ¿podría controlar un poco sus feromonas? Mis compañeros no se encuentran bien", le comentó otro técnico. Law se detuvo al instante, dándose cuenta de que estaba liberando feromonas sin siquiera darse cuenta y, además, que estaba afectando a los técnicos que lo rodeaban.

"Lo siento, ahora mismo me hago cargo", dijo, algo avergonzado. Le molestaba perder el control de esa manera frente a sus colegas. No quiero causar problemas, pensó mientras comenzaba a respirar profundamente para relajarse.

"Hola, lamento la tardanza, había tráfico", dijo Kenneth al entrar. Law levantó la vista en cuanto escuchó su voz y, de inmediato, sintió que sus feromonas volvían a explotar. "Law, ¿te encuentras bien?" preguntó Kenneth, acercándose a él con una expresión de preocupación en el rostro.

"Sí, solo... necesito un poco de aire. Si me disculpan, saldré un momento", dijo Law y se marchó del lugar rápidamente, dejando a varios técnicos mareados a causa de la liberación repentina de sus feromonas.

Esto no puede estar pasando, es imposible, pensó mientras se dirigía a su auto. Al entrar, buscó una libreta que siempre llevaba consigo. La hojeó rápidamente hasta llegar a una hoja específica. Miró los detalles con atención. No puede ser, cómo pude ser tan descuidado, volvió a pensar, mientras sacaba su celular y llamaba a Kenneth.

"Law, ¿estás bien?" preguntó Kenneth, claramente preocupado. La voz de Kenneth sonaba cerca, y eso no ayudaba a Law a calmarse.

"Lo siento, me tengo que retirar. Me surgió una emergencia. Yo te aviso cuando pueda ver el prototipo", dijo Law, a punto de colgar, pero Kenneth no iba a dejarlo escapar tan fácilmente. Ya conocía al chico.

"Sabes, no te vi muy bien. Deja que te lleve a tu casa, me preocupa que te vayas solo en ese estado. Ahorita bajo, espérame ahí, ni se te ocurra irte", dijo Kenneth rápidamente antes de colgar.

Law sonrió, otra vez robando mis tácticas, pensó. Mientras esperaba a Kenneth, intentó calmarse. Recordó que siempre llevaba consigo sus supresores por si alguna vez pasaba algo así, pero no los encontraba. Vamos, cálmate, Kenny no tardará en llegar, se dijo a sí mismo. Pero pensar en Kenneth solo empeoraba las cosas, y cuando lo vio entrar al estacionamiento, otra ola de feromonas lo golpeó. No, imposible. Él es un alfa, y yo también lo soy. Eso nunca podrá pasar, se dijo, tratando de controlar sus impulsos.

En cuanto Kenneth abrió la puerta del carro, lo golpeó una ola de feromonas alfa. Eran diferentes de las que ya había sentido del pequeño alfa, y, por una extraña razón, no le desagradaban como normalmente le pasaba al sentir las feromonas de otros alfas.

"Vamos, yo conduzco", le dijo a Law mientras lo ayudaba a pasarse al asiento del copiloto. Kenneth se sentó en el asiento del conductor y comenzó a buscar en la memoria del GPS del carro la dirección del chico. Debe ser la ruta que toma por las noches, esa debe ir a su casa, pensó Kenneth mientras fijaba el curso y comenzaba a conducir.

"Tienes a alguien que te ayude", preguntó Kenneth. Aunque Law no le dijera, ya sabía por lo que estaba pasando.

"No hay nadie", respondió Law, mientras trataba de controlarse. No puedo dejar que mis instintos tomen el control, pensó, porque si no, saltaría sobre el conductor. "Pero en mi casa tengo mis supresores. Con eso será suficiente", terminó por decir. Su cuerpo se sentía caliente, y realmente quería atacar y someter al alfa que lo acompañaba.

El GPS marcaba que ya habían llegado. La casa de Law no era nada modesta, contrariamente al chico que vivía ahí. Kenneth observó la fachada y se sorprendió. "Tienes una casa muy bonita", le comentó Kenneth mientras estacionaba. Desde que lo conocí, me impresionó todo lo que ha logrado. Mientras él ya tiene una empresa de inversiones fortalecida, la mía apenas es una empresa en crecimiento. Él es un chico muy espectacular, pensó Kenneth, admirando la ambición y el éxito de Wienczyslaw a tan corta edad.

Al llegar a la entrada, Kenneth se bajó para ayudar a Wienczyslaw a descender del auto y lo acompañó hasta su habitación. Law, luchando contra sus instintos, permitió que Kenneth lo ayudara, guiándolo por los pasillos hasta llegar a su cuarto.

Ya en la entrada, Kenneth dejó que el chico entrara solo a su habitación. "Gracias por traerme. Cuando esté mejor, te contacto. Seguiré en el proyecto, solo no se te olvide mi condición", dijo Law, esbozando una leve sonrisa.

"La tendré en cuenta. Hasta luego", respondió Kenneth, y comenzó a caminar hacia la salida.

Law sentía el impulso de ir tras él, tirarlo en la cama y hacer con él todo lo que su instinto le pedía. Pero cuando escuchó la puerta de la entrada cerrarse, se calmó. Fue en busca de sus supresores, los tomó, y después de que su cuerpo comenzó a estabilizarse, se dejó caer en la cama. Estoy agotado, pensó mientras cerraba los ojos y dejaba que el sueño lo venciera.

Polos opuestos (AlfaxAlfa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora