AMBROSÍA くだもの KOOKMIN

2. Conflictos éticos.

Jimin sostenía un informe en sus manos, examinando cada página con atención. La evidencia de los beneficios de la fruta de la eterna juventud era abrumadora, pero algo no encajaba. No había ni una sola mención de los posibles efectos secundarios o contraindicaciones. Era como si algunos de sus compañeros de tripulación estuvieran ocultando información crucial.

Se sentía frustrado y desconfiado. ¿Cómo podía ser que algo tan aparentemente perfecto no tuviera ninguna advertencia? Jimin sabía que en la ciencia siempre había riesgos y consecuencias. No podía creer que la fruta fuera una excepción. Observó a los científicos veteranos en la sala de investigación. Sus miradas evasivas y sus intercambios de miradas furtivas sólo aumentaban sus sospechas. ¿Qué estaban ocultando? ¿Por qué no se discutían abiertamente los posibles efectos negativos?

Jimin decidió que no podía quedarse de brazos cruzados. Se propuso investigar por su cuenta, buscar información adicional y hablar con otros expertos en el campo. Estaba determinado a descubrir la verdad sobre la fruta y proteger a la tripulación de cualquier posible peligro. Aparte, se sentía mal por utilizar a Jungkook. Era demasiado ingenuo, disfrutaba de los colores que cambiaban en la pantalla, no podía comunicarse con ellos y era él mismo quien les llevaba la fruta. Le rompía el corazón verlo tan contento. Incluso si su apariencia era imponente, su personalidad era todo lo contrario.

— ¿Qué piensas tanto? — Preguntó Maxine, acercándose para quitarle de encima el informe. Ella llevaba la bata con la que siempre trabajaba, estaba arrugada como la camiseta que tenía debajo. Parecía que había estado días sin dormir.

— ¿No somos unos malditos colonizadores?

— Lo somos, creo que he compartido varias veces mi opinión con respecto a la cantidad de caos que traerá esta fruta, pero nadie nos hace caso. — Ella suspiró, analizando los mismos puntos que Jimin — ¿Quieres hacer un informe sobre lo terrible que es esta fruta para nosotros?

— Nadie lo leerá, y estoy seguro de que debe de tener contraindicaciones. Nada es tan perfecto.

— Si sólo puede crecer en este planeta, será un grave problema.

— ¿A qué te refieres?

— Guerra.

Jimin sentía la tensión acumulándose en su interior mientras apretaba los puños con fuerza a cada lado de su cuerpo. La responsabilidad de evitar que la situación escalara hacia conflictos bélicos pesaba sobre sus hombros como una carga insostenible. Era consciente de que no podía permitir que todo se descontrolara y que las consecuencias fueran desastrosas. A medida que pensaba en las posibles acciones que podía tomar, se daba cuenta de la complejidad de la situación. Por un lado, sentía un deseo ferviente de intervenir y hacer todo lo posible para evitar un conflicto violento entre las diferentes facciones involucradas. Quería ser escuchado y tomar medidas que condujeran hacia la paz y el entendimiento.

Sin embargo, también era consciente de la realidad que enfrentaba. Sabía que no podía controlar las acciones de los demás y que no todos estarían dispuestos a escucharlo o seguir su liderazgo. Sentía la frustración de tener ideas y soluciones, pero la sensación de que nadie le prestaría atención.

La carga emocional y psicológica que Jimin experimentaba se agravaba por la conciencia de que, a pesar de su deseo de hacer lo correcto, no tenía el poder absoluto para influir en los demás. Sentía que el peso del mundo recaía sobre sus hombros y que sus esfuerzos podrían pasar desapercibidos o ser ignorados.

— Deberías tener cuidado con Jungkook, siento que se decepcionará muchísimo cuando entienda lo que está pasando. Hay que alejarse un poco, lo mejor es dejar que se vaya. — Maxine le dio un suave apretón en el hombro. Lo conocía y sabía que había comenzado a desarrollar un vínculo cercano con el extraterrestre. Tampoco había que ser un genio para darse cuenta de ello, los dos solían tomarse la mano en cada momento, casi de manera inconsciente. Era como se comunicaban, Jungkook insistía en querer darle la mano.