3. El carácter de Jungkook.

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Jimin se encontraba en su primera expedición en el planeta Eternum. Aunque las condiciones atmosféricas eran similares a las del planeta tierra y no requerían trajes especiales, las regulaciones dictaban que debían usarlos durante las exploraciones. A pesar de que entendía que era por precaución, no podía evitar sentir cierta aversión hacia esos trajes. Caminar con ellos le resultaba incómodo y restrictivo, y en el fondo, consideraba que era una medida innecesaria. No obstante, comprendía la importancia de seguir los protocolos establecidos para garantizar su seguridad y la de su equipo en aquellas expediciones.

Además, Jimin experimentaba una extraña sensación de vacío en ausencia de Jungkook. El extraterrestre los había dejado para embarcarse en lo que parecía ser su búsqueda semanal de frutas en el planeta. No quería ni siquiera imaginar las posibles consecuencias si éste regresara a la cápsula y descubriera que no estaba allí para protegerlo de los veteranos obsesionados con el planeta.

En ocasiones, notaba cómo esos veteranos lo observaban con ojos ávidos, como si fuera un objeto de estudio, un cadáver que deseaban diseccionar. La falta de disimulo en su simpatía falsa era evidente. Jimin se sentía incómodo y vulnerable bajo su mirada escrutadora, agradecido de que Jungkook no notase absolutamente nada de lo que pasaba a su alrededor.

Los alrededores del planeta le resultaban sorprendentemente familiares. Si no fuera por su conocimiento detallado de la vegetación de su propio planeta, fácilmente podría haberse confundido con el planeta tierra. Sin embargo, en lugar de sentirse desconcertado por esta similitud, encontraba cierto consuelo en ello. Estar inmerso en un entorno que evocaba una sensación de familiaridad le brindaba seguridad. Era reconfortante ver elementos naturales que reconocía, como árboles, flores y paisajes que evocaban recuerdos de su hogar. Se sentía en sintonía con el entorno y eso le permitía desenvolverse con mayor confianza en su misión de exploración.

Maxine se unió a Jimin en la caminata, pero se detenía constantemente para maravillarse ante las pequeñas criaturas que encontraban en su camino. Cada vez que avistaban una nueva especie, sus ojos se iluminaban de asombro. Maxine había asumido erróneamente que todas las criaturas en el planeta Eternum serían tan imponentes como Jungkook y los demás habitantes. Sin embargo, la realidad era totalmente distinta.

A medida que exploraban, Maxine descubría que había una gran variedad de criaturas, desde diminutos insectos hasta seres pequeños con formas peculiares. Cada una de ellos poseía su propia belleza y singularidad. Maxine se sentía emocionada al darse cuenta de que en aquel mundo aparentemente deslumbrante y majestuoso, la diversidad se extendía más allá de las apariencias. Era un recordatorio de que no se debía juzgar a las criaturas por su tamaño, ya que incluso las más diminutas podían albergar maravillas y secretos fascinantes.

— ¿Qué opinas de este lugar, Jimin? — Maxine le miró entusiasmada, sus ojos brillaban de la emoción.

— Es fascinante, tanto como nuestro planeta. Eso sí, únicamente para observarlo y no para explotarlo.

— Exactamente. Este sitio es un recordatorio de la fragilidad y la belleza de la naturaleza. Debemos aprender de ello y ser conscientes de nuestra responsabilidad como visitantes. Debemos actuar con respeto y cuidado, preservando el equilibrio y evitando la explotación irresponsable de los recursos. Tenemos mucho que aprender de la sabiduría de este planeta y sus habitantes.

Jimin asintió con seriedad, apreciando las palabras de Maxine.

— Estoy de acuerdo contigo. Nuestro propósito aquí no es explotar ni causar daño, sino aprender y comprender.

La conversación la mantuvieron en voz baja, sabían que si hablaban en voz alta, sus compañeros de inmediato se meterían en la conversación lanzando uno de esos discursos donde explicaban los motivos por los cuales era tan importante explotar los países vecinos. Maxine miró cautelosamente a su alrededor, asegurándose de que ninguno de sus compañeros estuviera lo suficientemente cerca como para escuchar sus palabras. Con discreción, continuó la conversación.

AMBROSÍA くだもの KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora