Al entrar al lugar, Jeff se sintió abrumado por el bullicio de la sala llena de gente. Sin embargo, su mirada fue atraída de inmediato hacia una figura familiar que danzaba con una felicidad que le dolía en el pecho. Barcode se movía con una libertad y alegría que le parecían ajenas. Aquella imagen lo hizo cuestionar su lugar en el mundo. En ese instante, Barcode lo vio y su expresión cambió, una sorpresa que rápidamente se convirtió en una mezcla de emociones. Jeff notó cómo una lágrima se deslizaba por la mejilla de Barcode, y eso fue como un puñetazo en el estómago.Se sintió como una carga, como si su mera existencia pudiera causar daño. Cuando sus miradas se cruzaron, un impulso casi instintivo lo llevó a dar media vuelta. Había lágrimas amenazando con salir, recuerdos y sentimientos que creía enterrados volvían a la superficie. Maldita sea, Jeff se dijo, guarda esas lágrimas para otro día.
Recordó las veces en que, en medio de las discusiones, Barcode siempre lo perseguía, intentando cerrar la brecha que él mismo había creado al huir. Esa huida lo llenaba de autodesprecio; ¿por qué no podía enfrentarse a sus problemas? La claridad lo golpeó: huir no era la solución. Tenía que regresar.
Pero al volverse, Barcode estaba ahí, frente a él, como un faro en la oscuridad.
—Barcode... —dijo Jeff, incapaz de contener las lágrimas que empezaban a brotar. La voz de Jeff era un susurro quebrado, cargado de emociones reprimidas.
—¿Por qué huyes de lo que causaste? —replicó Barcode, su tono cargado de rabia y dolor. Cada palabra parecía perforar el aire entre ellos.
—Lo siento, esto fue un error, Barcode —respondió Jeff, intentando ocultar el tumulto emocional que lo invadía. Sabía que era un mal momento, pero cada palabra se le escapaba sin control.
La mano de Barcode lo detuvo, una conexión física que electrificó el espacio entre ellos. Jeff sintió el roce de sus dedos en su brazo, dirigiéndolo hacia la salida. La intensidad de esa mirada lo atravesó.
—Sé un hombre, Satur. No pienses demasiado. Dime que aún soy tuyo, aunque sea solo por esta noche —dijo Barcode, sus palabras llenas de un deseo palpable y un rayo de esperanza.
—No, Barcode, no me perteneces —dijo Jeff, acercándose aún más, casi instintivamente, como si su cuerpo supiera lo que su mente no podía aceptar—. Pero te quiero conmigo.
—Demuéstralo, Satur. Es tu última oportunidad —contestó Barcode, comenzando a alejarse hacia la multitud. Jeff sintió que el tiempo se detenía; ambos sabían que esta era su oportunidad para cerrar el capítulo, tal vez así podrían dejarlo atrás.
Mientras Barcode se adentraba nuevamente en el lugar, Jeff lo siguió, como un cachorro perdido. Las luces brillaban sobre Barcode mientras este bailaba, y Jeff se sintió hipnotizado, incapaz de apartar la vista.
—Parece que alguien te está enloqueciendo, Jeff —bromeó Tong, un amigo de la infancia, intentando contener la risa. La expresión de Jeff era de pura concentración.
—Y no solo lo parece, Tong —murmuró Jeff, embelesado. La música pulsaba a su alrededor, pero todo lo que podía escuchar era el latido de su corazón, marcando el ritmo de su deseo.
Con un movimiento decidido, Jeff se acercó a Barcode. Tomó la cadera de Barcode, uniéndose a su baile. El contacto fue eléctrico, y se sintieron envueltos en una burbuja donde solo existían ellos dos, ignorando todo lo demás. Era un momento de complicidad y deseo reprimido, un regreso a algo que nunca habían podido dejar atrás.
Cuando Barcode se dio la vuelta, Jeff no pudo evitar sentir una oleada de euforia. Sus cuerpos se movían al unísono, comunicándose sin palabras. El deseo era palpable, ardiente y consumía todo a su paso.
—Estoy hipnotizado por ti, Barcode —susurró Jeff, sintiendo cómo su voz resonaba con intensidad—. Sé que eres el único para mí.
—Por favor, no rompas mi corazón. Solo será esta noche —respondió Barcode, su voz temblando mientras la vulnerabilidad se asomaba a través de su bravura. Ambos estaban atrapados en un vaivén de emociones, deseando algo que sabían que podría ser efímero.
—No lo haré, Barcode. No pienso volver a decepcionarte —prometió Jeff, aferrándose a Barcode mientras sus miradas se entrelazaban, sintiendo la conexión intensa que nunca habían podido negar.
Sin más palabras, sus labios se encontraron en un beso profundo, cargado de deseo y un amor que no se atrevía a nombrar. Era un beso lleno de nostalgia y temores, un acto que parecía desatar todo lo que habían reprimido durante tanto tiempo. Cuando finalmente se separaron, se dieron cuenta de que el mundo a su alrededor seguía girando, pero en su burbuja, solo existían ellos.
—Code, por favor, salgamos de aquí —dijo Jeff, abrumado por la multitud y la presión de los recuerdos. Barcode asintió, tomando su mano con firmeza, dispuesto a seguirlo a donde fuera, sin mirar atrás.
Al salir, ignoraron las miradas curiosas de sus amigos, riendo juntos en la noche, llenos de una emoción compartida. Se adentraron en el auto de Jeff, la ciudad iluminada desplegándose ante ellos como un espectáculo de luces. Barcode sonreía mientras disfrutaba de la vista, y Jeff no podía evitar admirarlo, cada rayo de luz reflejando su belleza.
Cuando llegaron al departamento de Barcode, todo parecía de ensueño. Se besaron de nuevo antes de salir del auto, saboreando la mezcla del licor en sus labios, un momento cargado de promesas no expresadas. Barcode tomó la mano de Jeff, guiándolo hacia su hogar. La atmósfera estaba impregnada de una electricidad palpable, como si el aire mismo vibrara con su conexión.
Dentro del departamento, la música del exterior se convirtió en un murmullo distante. Barcode cerró la puerta tras ellos y, en un instante, el mundo exterior se desvaneció. Jeff sintió el calor de la cercanía, el olor de Barcode, una mezcla embriagadora que lo envolvía. Cada segundo que pasaba juntos era como una burbuja de tiempo, ajenos a todo lo que no fueran ellos.
—No puedo creer que estemos aquí —dijo Jeff, su voz suave mientras sus miradas se encontraban de nuevo.
—Tal vez esto sea un error, pero quiero vivirlo —respondió Barcode, dejando que sus labios rosen de nuevo, esta vez con una ternura palpable. Fue un beso más suave, más significativo, como si cada uno estuviera tratando de capturar el momento para siempre.
Se separaron un instante, sus frentes unidas, respirando el mismo aire. La vulnerabilidad de la noche se hizo evidente, y ambos sabían que había mucho en juego. Pero el deseo y la conexión eran más fuertes que cualquier miedo.
—Te he extrañado —confesó Jeff, sintiendo que las palabras eran necesarias, un puente hacia lo que sentía.
—Yo también —respondió Barcode, su voz cargada de emoción. Era un eco de lo que ambos habían sentido en silencio durante tanto tiempo.
La noche avanzaba, y con cada momento que pasaban juntos, se adentraban más en lo desconocido. Sabían que, al final, lo que sucediera esta noche podría dejarlos marcados de maneras que aún no podían imaginar. Pero en ese momento, todo lo que importaba era el aquí y el ahora.
Ambos estaban listos para arriesgarse, aunque el futuro se presentara incierto. Se miraron una vez más, y sin más palabras, se entregaron a la noche, dejándose llevar por la corriente de lo inevitable.
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Like a Tatto // Jeffbarcode
FanficHambriento por vivir y sediento de muerte, recuerda las manos de aquel hombre que algún día lo hizo sentir humano, manos que se marcaron en el como un tatuaje a su piel.