Hospital de los muertos

Parte 14: Charla de medianoche

Esa misma noche en la morgue, despues de lo que sucedió entre Jorge y Daniela, ambos permanecieron separados. No se dirigieron la palabra, ni se voltearón a ver. Cada quien tomó un espacio diferente en la habitación y así permanecieron hasta que cayerón dormidos. Mi novia y yo hicimos todo lo posible para tranquilizar el ambiente entre los dos, sin embargo, en ese momento estaban bastante fastidiados, el uno con el otro. Cuando finalmente se quedarón dormidos, Andrea y yo nos reunimos cerca de la pequeña ventana que conectaba con el exterior. Allí, recolectamos y acomodamos unas cuantas mantas no tan sucias, que estaban dispersas en el lugar, formamos una especie de "cama" improvisada, donde nos acostamos juntos. Quitandome los abrigos y la camisa, recosté mi cansado y golpeado cuerpo sobre el conjunto de mantas, que aunque no lo parecieran eran bastante comodas. Mi novia hizo lo mismo, se quitó su abrigo y su camisa del instituto, luego acomodando su cuerpo sobre el mio, se dejó caer sobre mi, como si fuera su cojín para dormir. Puso su cabeza sobre mi pecho y lentamente, recostó todo su cuerpo sobre mi. Pude sentir el calor de su cuerpo, que me calentaba en esa tranquila noche de otoño. Rodeandola con mis manos, fui acariciandola con delicadeza, mientras ella se iba quedando dormida. Sin embargo, al notar que se le cerraban los ojos, levantó la cabeza, me observó llena de amor y me dió un calido beso en los labios, para luego decirme entre sonrisas:

- Ya extrañaba tener momentos tranquilos para nosotros - nuevamente volvió a besarme los labios.- Cuando estuvimos con el grupo de sobrevivientes podiamos dormir juntos, mas no podiamos tener momentos para nosotros. Me alegra que ahora lo podamos tener.

- Podría permanecer de esta manera para siempre - dije riendo. Andrea me besó una vez más, cada beso era más largo.- Realmente espero que allí afuera, podamos encontrar un lugar seguro donde podamos intentar llevar una vida normal, como antes... Aunque parezca algo imposible.

- Encontremos un lugar asi, o no... Lo unico que me importa es que permanezcamos juntos siempre - insistió, mi novia. Colocando su frente sobre mi barbilla.- Por eso, no quiero que te arriesgues por los demas tu solo...Quiero estar a tu lado en toda situación. Si decides hacer algo arriesgado, quiero arriesgarme contigo... Si das un paso atras, quiero retroceder contigo... En este mundo, en el cual la vida se esfuma en cualquier momento, quiero permanecer a tu lado hasta nuestros ultimos momentos... Por favor, no me alejes.

- Sabes que no lo haré. Estaré a tu lado en cada momento y daré todo de mi, para que tu y yo podamos permanecer juntos durante mucho más tiempo - expresé con todos mis sentimientos.- Vamos a sobrevivir, salvaremos a nuestros padres y viviremos juntos por muchos años.

- Ojalá poder casarnos - dijo, entre risas sutiles. Para luego recostar su cabeza sobre mi pecho.- Aunque somos muy jovenes, siempre soñé con poder vestir de blanco, en una iglesia... Y que tu, me estuvieses esperando en el altar... Suena como algo tonto ¿No es así? - a pesar de la oscuridad del lugar, pude notar lo ruborizada que estaba al preguntarme eso ultimo, esperando nerviosa, una respuesta mia.

- No creo que sea algo tonto. Aunque los hombres no solemos pensar en estas cosas tan a menudo, yo también espero que más adelante podamos casarnos - respondí a su pregunta. Una gran sonrisa aparecío en su rostro y sus ojos brillaron como los luceros que estaban esa misma noche en el firmamento.- Ademas, que importa ahora la edad, estamos en un mundo donde los muertos reviven e intentan comernos. Podriamos casarnos en cualquier momento.

- ¿Me lo prometes? - me preguntó con gran animo, comprometiendome a algo realmente grande e importante. Pero que con tal de ver su felicidad, le respondí.

- Por supuesto, haré todo por lograrlo - Una enorme lluvia de besos cayó sobre todo mi rostro. La felicidad que ella desbordaba en ese momento, era inexplicable. Nunca la había visto tan feliz como en ese entonces.