Day 2: Celebrations.

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Finalmente todo había terminado.

Finalmente luego de años aterrorizando a la ciudad de Morioh, el asesino serial Kira Yoshikage había recibido su castigo. Ahora las mujeres de Morioh podrían caminar tranquilas sin ser potenciales víctimas para el asesino, ya no habrían más familias en desesperación al no saber nada sobre sus hijas, madres o hermanas. Ya no habría peligro alguno.

Tuvieron que pasar muchos años para que el espíritu de Sugimoto Reimi pudiera descansar, pero al final logró hacerlo gracias al grupo de inesperados amigos que encontró en su letargo entre el mundo de los vivos y los muertos. Amigos que se entristecieron en su despedida, pero que celebraron la victoria contra el mal.

Después de la despedida de la joven, todos los usuarios de stand de Morioh decidieron reunirse en el restaurante de Tonio Trussardi para celebrar que la paz había vuelto a Morioh. El lugar fue cerrado y reservado para que solo el grupo de usuarios pudiera celebrar gozando de los deliciosos manjares que el dueño preparaba. El ambiente de la fiesta fue muy animado desde el principio con todos celebrando alegres. Las elegantes mesas fueron reunidas para crear una sola y que todos pudieran convivir y celebrar juntos.

Fungami Yuya conversaba con Hazekure Mikitaka aunque sería más apropiado decir que el primero hablaba mientras se veía al espejo y el segundo solo comía mientras pensaba en llevarle un poco más tarde a Kanedaichi Toyohiro. En otra silla se veía a Kobayashi Tamami disfrutando del vino mientras era observado con desagrado por Hazamada Toshikazu. Hirose Koichi estaba ocupado con Yamagishi Yukako quien insistía en alimentarlo ella misma, mientras Tonio Trussardi entablaba una conversación con Nijimura Okuyasu y su padre, pues el muchacho estaba interesado en saber si los platillos del chef podrían ayudar a la condición de su padre. Por último, Higashikata Josuke conversaba con su padre, Joseph Joestar, y Kujo Jotaro.

Sí, había ruido, muchas voces se escuchan a la vez en ese pequeño espacio llenando de vida el restaurante. Todos celebraban el triunfo, bebían y comían alegres disfrutando del momento, pero había alguien que se mantenía al margen.

Afuera del restaurante una figura delgada y bien delineada se distinguía entre la solitaria calle.

Kishibe Rohan miraba el cielo. Sus ojos se enfocaban en las nubes con el recuerdo de Reimi volviéndose parte de ellas. El cielo ya había comenzado a tornarse oscuro hacia varios minutos, pero el joven mantenía la mirada sobre las nubes como si estas aún conservaran el color dorado que absorbió a la chica. Podía escuchar las voces del resto desde adentro, les escuchaba celebrar mientras se preguntaba por qué no se sentía como ellos.

¿Por qué se cuestionaba si había algo o no que celebrar?

— Oye —.

Aquella voz, la cual siempre lograba crispar sus nervios y molestarle, por primera vez no tuvo ese efecto. Giró levemente y se encontró con el chico que solía arruinar su buen humor, pero al verlo con un par de vendas en el rostro y en la pierna deshizo esos pensamientos sobre él.

— ¿Por qué no estás adentro con los demás? — Cuestionó Higashikata Josuke acercándose,

Kishibe Rohan le miró por unos momentos, luego volvió a su posición inicial devolviendo su mirada al cielo.

Josuke pensó que le ignoraría como de costumbre, mas no fue así.

— ¿Nunca corregirás tu forma de dirigirte a tus mayores? —.

Las cejas de Higashikata se fruncieron al mismo tiempo que sus mejillas se sonrojaban y desviaba la mirada.

— ¿A sensei no le gustan las multitudes bulliciosas o hay algo más por lo que no se encuentra adentro con todos? —.

Era cierto que Rohan detestaba el ruido y las multitudes, pero no era algo que consideraba decirle así que calló, pero al parecer el joven ya se esperaba eso, pues no tardó en volver a hablar.

— Sensei... Todo terminó, ella ya puede descansar —.

Aquellas palabras sorprendieron al mangaka, se habría dado la vuelta de nuevo de no ser porque el chico se posó a su lado con la mirada también en el cielo. Rohan le miró y pudo ver la luz de la saliente luna reflejada en su rostro.

— Enfrentarse a él solo... Fue una acción muy imprudente, pero supongo que no puedo pensar en nadie más que tú para hacer algo como eso — Comentó al detallar en las heridas de su rostro.

— No había tiempo para llamar a nadie más —.

— Sin embargo tampoco enviaste a Nijimura Okuyasu a pedir ayuda —.

Un silencio se formó tras esa replica. Por supuesto que Rohan había reparado más de una vez en que Higashikata Josuke no buscó la ayuda de nadie para enfrentar a Kira Yoshikage pese a estar muy cerca de ellos. El muy imprudente e idiota chico buscó hacerse cargo sin involucrar a nadie más como su complejo de salvador se lo ordenaba. Detestaba eso.

— Entonces... ¿Piensas quedarte aquí durante toda la noche? —.

A Rohan no le gustaba ser cuestionado y aunque normalmente respondería aquel comentario con enojo, la sensación que guardaba en su interior desde que Reimi se fue, se lo impidió.

— ¿Hay alguien que espere por mi allí dentro de todas formas? —.

— ... —.

Quizás fue la manera en la que lo dijo, quizás fue el escenario en penumbras, pero al parecer sus palabras fueron tomadas con preocupación por el más joven.

— Joestar-san y Jotaro-san quieren hablar contigo, quieren agradecerte por todo tu trabajo —.

Rohan sabía muy bien a qué trabajo se referían, pero no quería pensar en ello. No le complacía llevarse el crédito esta vez. Por ello decidió seguirle un poco la conversación y a la vez desviarla.

— Pensé que estaban ocupados hablando contigo —.

— Lo hacían, aunque en realidad se estaban despidiendo —.

— ¿Despidiendo? — Le miró por primera vez, intrigado por el comentario.

— Ahora que ya no hay un usuario de stand causando problemas, ambos se irán de Morioh — Josuke volvió la mirada al cielo, guardando silencio por unos segundos antes de continuar. — Ya han estado aquí por demasiado tiempo —.

Rohan volvió a prestar atención en sus ojos, en el reflejo que había en ellos. No solo la luna y las nubes se reflejaban en el azul de esos ojos, también lo hacía algo más. Un adiós que aún no estaba listo para dar. Un adiós a alguien con quien le gustaría seguir conversando durante mucho tiempo más. Se dio cuenta entonces que el fin de Kira Yoshikage no solo significó un adiós para él. Ese chico estaba pasando por lo mismo.

— Rohan... No estamos celebrando que Reimi se haya ido, celebramos el estar vivos —.

El viento acompañó las palabras de Higashikata Josuke, las primeras que Kishibe Rohan no consideraba una tontería.

Él tenía razón.

No celebraban el adiós de Reimi, celebraban el estar vivos y estaban vivos porque lograron detener al monstruo que amenazaba su ciudad. Finalmente podrían volver a casa, a esa ciudad tranquila y pacifica donde podían vivir sus vidas en paz.

Volver a casa era la verdadera victoria y por ello debían celebrar.

El viento se detuvo y una sonrisa apareció en el rostro de Josuke, la primera dirigida al mangaka.

— Entonces ¿Vamos? —.

Una mano fue ofrecida a Kishibe Rohan, mas este la rechazó, sin embargo condujo sus piernas hacia el interior del restaurante, siendo seguido por Higashikata Josuke.

Si la vida era lo que se celebraba esa noche, aún les quedaba mucho más por celebrar. 

JosuHan Week 2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora