Detrás de escena [Rinsagi +18]

10. Inciensos

ISAGI

Me detengo a ver mi habitación, está bastante ordenada, las paredes blancas hacen juego con la cama y las luces tenues, las cortinas color perla también, el incienso en la mesita del tocador está encendido, el olor me relaja, me dejo caer contra la cama y el sonido de lluvia cayendo que he puesto en la televisión me adormece.

Cierro los ojos y los abro al instante.

— Soy un idiota —murmuro, golpeándome la cabeza sin mucha fuerza —. ¿En serio? Me volví loco.

Recuerdo los últimos acontecimientos de hace dos días, aún no me puedo sacar la vergüenza que inunda en mi, tampoco quiero levantarme y salir de casa al set de grabación porque ahí estará Rin y no quiero verlo, no quiero darle la satisfacción. Mierda.

Mi móvil suena, es Bachira.

— ¿Qué? —respondo de mala gana, rodando sobre mi estomago.

— Uy, ¿alguien se levantó de mal humor? —una pausa —. ¿Ya viste los edits que están haciendo de ti en tiktok?

Frunzo el ceño.

— ¿Ahora qué?

— Será mejor que lo veas tú mismo.

Cuelgo la llamada y basta poner mi nombre para que salgan los videos relacionados conmigo: hay varios de ayer, estoy al lado de Rin y camino incómodo, ¿cómo no? El maldito dolor en el culo no me estaba dejando hacer mucho. Hay corazoncitos por todo el video, cuando Rin pasa su mano detrás de mi espalda hacen zoom, ruedo los ojos y entro a los comentarios.

Definitivamente Isagi camina raro, ¿tuvieron una buena noche?

No quise leer más, en cambio seguí viendo edits nuestros: Rinsagi era nuestro shipp, cerré la aplicación cuando me descubrí sonriendo.

— Maldito seas Rin.

****

Podría decir que llegué al set e hice lo que mejor sé hacer, actuar. Pero eso no fue lo que pasó cuando Rin pasó por mi lado, rozándome el cuello con los dedos.

Ugh.

Mi piel traicionera se estremeció, también algo debajo de mis pantalones, contuve el aliento porque inesperadamente quería más, si, lo estoy admitiendo, quiero más que un simple toque.

— ¿Cómo va todo ahí abajo? —murmura contra mi oído para que solo yo pueda escucharlo —. Lo has pasado mal últimamente.

Lo encaro y me arrepiento al instante, nuestros rostros están tan cerca que si me inclino puedo rozar nuestros labios.

— Que te jodan. —digo en cambio.

Rin se ríe, hace como que se lo piensa y me lanza una mirada que puedo entender perfectamente, yo jodo y eso es todo, aprieto mis manos en puños para no hacer o decir algo de lo que probablemente pueda arrepentirme.

— Aquí —sostiene un vaso de café frío, sus ojos conectan con los míos e inmediatamente agrega —. No tiene veneno o algo raro, solo tómalo, por Dios.