14. Conferencia de prensa

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— Entonces, ¿las fotos publicadas son falsas?

— No, son reales — el murmullo de los reporteros incrementa y me tengo que aclarar la garganta para que se callen y me dejen seguir hablando —. Lo que digo es... las fotos son verdaderas pero estábamos grabando una escena para la serie en la que trabajamos, al final de eso se trata, ¿no? Dos chicos que se gustan y están pasando el rato.

Las reporteras se ríen y los hombres se miran entre sí, los flashes salen disparados y me limito a sonreír mientras mi pierna está rebotando de arriba hacia abajo debajo de la mesa.

— Isagi —dice alguien, es una mujer de la cadena de noticias más importante en Japón, los rumores dicen que está detrás de Isagi —. ¿Eso quiere decir que estás soltero?

Las mujeres jadean ante la pregunta pero eso no les impide prestar atención a Isagi, que se aclara la garganta y voltea a ver a Bachira como si este le fuera a salvar la vida.

— Totalmente soltero — responde Isagi —. Por el momento no me interesa tener algún tipo de relación más que con mi trabajo.

— ¡Eso es todo, gracias por su tiempo, esperen más noticias sobre nosotros y la serie, denle mucho amor!

Ego nos palmea la espalda y nos ponemos de pie, lo seguimos como nos dice y cuando estamos finalmente resguardados de todos los reporteros, nos regresa el alma al cuerpo.

— ¿Creen poder sostener su mentira? —pregunta Ego.

— Si. —respondemos al unísono.

Ego nos mira por debajo de sus gafas, suspira después de un momento y nos da la espalda.
— No quiero que arruinen esto — dice —. Será más difícil si sus encuentros siguen y la prensa los descubre, dirán que están jugando con la gente.

— Eso no va a pasar, Ego.

Y se va, y aunque me gustaría decir que estamos diciendo la verdad, la realidad es que aparezco en casa de Isagi una hora después.

— Tardaste tanto —sisea cuando me atrae hacia él para darme un beso ansioso, nuestros labios chocan con más fuerza de la que debería e intento alejarme para comprobar que se encuentra bien pero no me deja, sus manos se aferran a mi camisa y termino cediendo, aferrándome a él como si este fuera nuestro último día juntos.

Isagi gime, sus labios se separan a tan solo centímetros de mí y sus ojos se abren, le sonrío y le acaricio la mejilla con el pulgar.

— ¿Estás ansioso? —pregunto —. Porque eso parece.

Su sonrisa de lado me recuerda por qué me gusta, tiene en los ojos una chispa que no le había visto desde que éramos adolescentes.

— Solo un poco —y me vuelve a atrapar en un beso más lento, más apasionado.

Mi cuerpo choca contra la pared y no pierde el tiempo, su rodilla derecha se abre paso entre mis piernas, obligándome a abrirme para él.

— Si, demasiado ansioso —murmuro.

— Cállate — dice.

Sus manos trabajan en algo más y el único sonido que nos acompaña además del de nuestros besos es el de sus pantalones cayendo, su miembro sale disparado hacia arriba, brillando con el presemen que ha comenzado a salir, respiro hondo y trato de mentalizarme para lo que se viene, se lo prometí, así que debería cumplir con mi palabra.

Más temprano esta mañana estábamos teniendo una larga conversación en los vestidores antes de salir a dar la conferencia de prensa y, al ver que nada lo iba a hacer cambiar de opinión, saqué mi as bajo la manga y cedió.

O yo cedí, pero no le digan eso a mi orgullo.

Mis pantalones caen, me saco la camisa y la tiro en alguna parte, sus manos viajan a mi pecho, a mis pezones que no tarda en darles atención y hace el recorrido hasta mi pene y comienza a masturbarme sin prisa.

— Isagi...

— ¿Vas a echarte para atrás? —pincha.

Sus ojos son determinación pura, son desafío.

— Jamás.

Me voltea, una de sus manos está en mi pene y la otra alinea su polla contra mi entrada, un escalofrío me recorre todo el cuerpo y siento malditas mariposas en el estómago. No entra, se detiene a medio camino y puedo sentir su líquido en mi piel.

— Prepárame — mi voz sale más débil de lo que me gustaría —. No la vayas a meter así.

— Lo sé —me muerde el lóbulo de la oreja —. tranquilo.

Me doy cuenta de que he querido esto más que nadie porque el gemido de placer que me arranca cuando por fin se desliza dentro de mí es tal, que tengo que taparme la boca con la mano para no empezar a soltar más de dónde vino ese.

Arde.

Arde de una manera que no esperaba pero no es el fin del mundo, se siente demasiado bien cuando se mueve, es lento y sigue un camino marcado hasta que estoy completamente cómodo, su respiración en mi cuello me relaja, sus manos en mis caderas me mantienen firme mientras sus estocadas me muelen el culo.

— Oh, si, Isagi...

Dejo de contener mis gritos cuando estoy cerca, mis piernas se abren más por si solas y alzo el culo, estrellandome contra su polla para hacer el encuentro más duro, Isagi gime, jadea mi nombre, sus dedos se clavan en mí y se queda quieto por un instante, luego siento sus espasmos contra mi, me incorporo y su pecho choca contra mi espalda, estamos sudados, sigue adentro de mí y puedo sentir su semen caliente llenarme por completo.

Maldita sea si no soy una puta por la polla de Isagi en este momento.

— Dios... — es lo primero que digo.

— Mierda — dice él —. ¿Así de bien te sientes dentro de mi?

Sale de mi, me doy la vuelta y sus labios se encuentran con los míos tan rápido que pierdo el equilibrio, retomo el control invirtiendo nuestras posiciones, ahora que está contra la pared puedo hacer lo mismo que él, me sonríe y alza la ceja, entendiendo lo que quiero hacer y dándome completo permiso para hacerlo.

— ¿Sentiste bien? — me siento como... demasiado bien, ¿yo lo hice sentir así? Es un subidón de energía que manda señales a mi pene, que se remueve inquieto en su sitio.

— Demasiado — acepta —. Podría hacer esto siempre.

Le muerdo el labio inferior sin mucha fuerza, lo cargo, sus piernas se enredan al rededor de mi cintura y camino con él hasta el sofá, mi pene está listo cuando llegamos e Isagi no deja pasar la oportunidad, se sienta en el tan rápido como puede, sus ojos están clavados en los míos y yo empiezo a verle el lado bueno a esto.

Cuando termine de follarme, voy a joderlo a él tan duro que no querrá pararse al día siguiente.

— ¿Siempre?

Entorna los ojos —. Tal vez.

Es una promesa.

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⏰ Última actualización: Aug 12, 2023 ⏰

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