A un arcángel

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Mi lucha es ser cada día un poco mejor, una óptima versión de mí misma, si se me permiten metáforas tecnológicas.


                Con espada y escudo prestados, de flamígera naturaleza, entre las llamas de la pasión por vivir, soy mitad luz, mitad oscuridad y alzo mi mirada al cielo buscando tu sonrisa. Orgulloso ángel guerrero, con tus alas de plata me meces cuando estoy triste, pones en mi mano las armas y me jaleas para que vuelva a la liza. Siempre estás ahí, siempre vigilante, incluso entre la propia oscuridad, siempre sutil como una pluma, como un viento suave, surges con renovada luz cuando todo parece perdido. Avatar del valor, la lealtad, la justicia y la firmeza. Espejo donde se miran los guerreros, donde quiero mirarme yo. Símbolo de todo lo bueno que hay en mí, el Gran Arcángel guía mis pasos y los guiará siempre.


                Dedico estas palabras a esos que nunca se rinden, a los que se enfrentan a sus demonios aun sabiendas de que forman parte de todo lo que somos, a los fuertes, a los justos, a los leales de corazón, a los que saben que una risa puede vencer a mil tristezas, a los que nunca dan nada por imposible...

La contadora de sueños. Relatos cortos, cotidianos, mágicos y épicosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora