Y cállame con un beso cuando hable demasiado, sella mi tristeza con él y destiérrala a un recóndito lugar del Universo. Róbame uno de esos que guardo para ti, pero que jamás te entregaría de ningún otro modo. Ese beso que detiene el tiempo y que tiene eco en la eternidad, como el primero, como el último, como el único...
Ese beso es el que quiero, el que precipita mi espíritu a lo inevitable, el que sabe más dulce cuando se ruega y parece no llegar, el beso descarado que me das, con tímidas palabras, pero que es fuego cuando roza mis labios sin permiso. No me regales ningún otro, solo el que sea verdadero, el que nazca en ese lugar donde los sueños se encuentran con los soñadores.
Háblame cuando me beses, pues te arrebataré las palabras con la réplica que le daré a tus labios y las haré mías para siempre sin que puedas hacer nada para evitarlo.
Desármame con tu voz, dulce e implacable, y dale muerte a mi hielo con un beso, pero solo con ese beso, el rogado, el esperado, el robado, el que jamás saldrá en los libros pero estará grabado a acero en las estrellas.
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La contadora de sueños. Relatos cortos, cotidianos, mágicos y épicos
Historia Corta¿Un coche puede ser una fiera montura? ¿Qué misterio ocultan las galletas que nos hacen tan felices cuando las comemos? Los niños son capaces de ver el otro lado de la vida. ¿Por qué tenemos que resignarnos los adultos? Vuelve a soñar con esta peque...