Capítulo 8: Visitantes.

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Erik

Era un día nevado y tranquilo en mi costa vikinga. Mis hombres estaban ocupados en sus labores diarias, reparando el barco, pescando y trabajando en el campo. Yo me encontraba en mi sala del trono, revisando algunos informes y planificando la próxima expedición. Me sentía orgulloso de mi pueblo. Lo había gobernado con justicia y sabiduría durante más de una década, convirtiéndolo en uno de los más prósperos y respetados de la región. Mis hombres, mis guerreros me seguían con lealtad y determinación, personas que respetaban y admiraban mi liderazgo. Sus esposas me respetaban con pasión y devoción, y sus hijos me veían como un ejemplo a seguir. Pero mi mayor orgullo, el mejor de mis logros sin vacilaciones, es mi hijo Leif. Estaba pensando en lo mucho que había crecido desde que perdió a su madre y a su hermana. A pesar de ser un hombrecito cariñoso, me gustaría que supiera lo que es sentir el amor y la protección que solo una madre puede brindar.

-Asdis -dijeron mis pensamientos, bueno, la parte más romántica de mi cabeza.

- Debes confiar en una mujer que te ha demostrado su lealtad y su amor. -dijo la otra

-Ella se ha ganado el afecto de tu pueblo y de tu hijo. Es una mujer muy bella, por cierto, y se ha ganado nuestra admiración eso no lo puedes discutir. Una buena mujer, una devota y amorosa madre, sin lugar a dudas.

-¡Basta! - exclamé en alta voz, callando a esa voz interior, que todos tenemos. Y asustando a los hombres que pasaron cerca de allí. Pensarán que estoy loco, no pude más que sonreír ante tal ocurrencia. Analizando seriamente que debía pedirle formalmente a Asdis ser mi mujer. Sabía que ella sería una excelente compañera de vida y una madre amorosa para mi hijo Leif.

Pero entonces, uno de mis hombres llegó corriendo a mi presencia, informándome:

-¡Jarl Erik! -, gritó el guerrero. -¡Un drakkar se acerca lentamente a nuestro puerto! -

Me levanté del asiento de inmediato, alerta.

-¿Un drakkar? Eso no es común-, dije mientras ajustaba mi armadura. -¿Quiénes son? ¿Amigos o enemigos?

-No lo sabemos, mi señor-, respondió el guerrero. -Pero llevan un estandarte desconocido. No podemos identificarlos-.

-Prepárense para la defensa-, ordené a los guerreros. -Leif, quédate aquí. Es mejor que estés a salvo dentro de la sala del trono-. Me volví hacia mi guerrero de confianza. -Bruno, ven conmigo. Necesito que me informes de cualquier cosa que veas-.

El guerrero asintió en señal de obediencia. -Sí, mi señor. Haré lo que sea necesario para proteger nuestro pueblo y a su familia-.

Asentí con aprobación.

-Así es como me gusta escuchar hablar a mis guerreros. Hijos de Odín y con la gracia y fuerza de Thor. Vamos, tenemos un asunto que atender.

Y con eso, salimos corriendo de la sala del trono. Dirigiéndonos hacia el puerto, donde el barco seguía acercándose lentamente. Fue entonces cuando noté a una mujer joven y hermosa, Ingrid, luego supe su nombre. Que emergió de la nave y se acercó a mí con una sonrisa falsa y coqueta.

-Jarl Erik, es un placer conocerte-, dijo Ingrid. -Mi padre me envió para que te conozca y para que podamos sellar una alianza-. La miré con desconfianza, pero decidí escucharla.

-Entiendo tu objetivo, Ingrid. Pero dime, ¿por qué debería confiar en tu padre y en ti?

Ingrid se acercó aún más, intentando seducirme. -Mi padre es un hombre poderoso y respetado en las islas del norte. Él puede ser un gran aliado para ti. Su nombre es Harald el Bárbaro.

Pero no dejé que sus palabras me engañaran. Había escuchado por mis guerreros ese nombre, y destacaba por ser traicionero y muy cruel en sus atracos.

-Necesito más que eso, Ingrid. Necesito saber cuáles son tus verdaderas intenciones.

Observé pasivamente como su rostro enfurecido fue tornándose cada vez más rojo.

-¡Cómo te atreves a dudar de mí! Mi padre solo quiere lo mejor para su familia y para la tuya-.

-Lo siento, Ingrid. Pero necesito más que palabras para sellar una alianza. Necesito hechos-.

La vi retirarse con gesto de frustración, y me quedé pensando en la verdadera intención de Harald y su hija. Sabía que debía ser precavido y estar preparado para cualquier situación. Por ahora debía tratarla lo mejor posible y ofrecerle un lugar donde quedarse.




Nota de la Autora:

Hola chicas/os espero que estén bien y hayan pasado un maravilloso fin de semana. Quiero tomarme un momento para expresar mi más sincero agradecimiento a todos mis lectores por sus estrellitas y por tomarse el tiempo de leer esta historia. Cada vez que veo que alguien ha dejado una estrellita en mi trabajo, siento una gran alegría y satisfacción, porque sé que de alguna manera he logrado transmitir algo valioso y significativo. Y cuando veo que alguien ha leído lo que he escrito, siento una gran gratitud, porque sé que mi trabajo no ha sido en vano. Un fuerte abrazo, nos vemos en el próximo capítulo.😊😘

¿Qué opinan de esta visitante inesperada?

La hija del Mar y del Cielo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora