caput undeviginti

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¿cómo podría pedir la ayuda de algún Dios, si cuestionó al mismo Dios?


Quizás, justo en ese momento ninguno de los dos tenía algo que decirse uno al otro, así que precisamente por esa razón, el camino parecía hacerse más largo cada vez

cómo si estuvieran yendo en círculos todo el tiempo una y otra vez, aún cuando iban por el camino correcto... Lentamente el clima empezaba a manifestarse de una forma muy extraña, las nubes grises empezaban a mostrarse y también la sensación de humedad, incluso el mismo aroma de una tormenta..

-estoy cansado- hablo Nakahara, deteniéndose y con ello Dazai hizo exactamente lo mismo -hay que descansar, después continuaremos- comentó, el camino no era precisamente corto, para nada, así que era completamente normal el cansancio -Sigo sin entender como vamos a derrotar a Fukuchi- se sinceró el pelirrojo, tomando un poco de agua, Dazai suspiro un poco y miro al cielo el cual lentamente parecía mostrar esos signos de lluvia -Tampoco yo, pero.. con los medallones cada uno tendrá su poder y si los juntamos podremos tener ese libro donde todo lo que se escriba se hará realidad, con eso... vamos a poder vencerlo, supongo- explicó de forma vaga

-¿que pasará con nosotros? tu y yo.. ¿vamos a reinar juntos?- cuestionó, recibiendo una mirada del vampiro

-la verdad es qué, deberíamos.. es lo que el reino necesita, pero... en realidad yo.. quería vivir contigo para siempre en tu cabaña- río un poco -es egoísta, pero quiero una vida donde nosotros seamos personas comunes, quizá tener nuestros poderes está bien, pero.. sin reinos que gobernar, ni nada de eso..- entonces se recostó sobre la hierva verde siendo observado por el pelirrojo quien se acercó a él mirandole desde arriba

-te vez hermoso..- murmuró acariciando su mejilla suavemente, sonriendole -te follaria justo ahora, pero.. se acerca una tormenta, así que supongo que será para otra ocasión- murmuró casi en un susurro, entonces el vampiro de acercó a los labios ajenos besándole sin tanta delicadeza, siendo bien recibido por el principe del sol quien lo atrajo entre sus labios los cuales parecían danzar al compás del viento que se empeñaba en golpear sus cuerpos

entonces las manos del pelirrojo se acercaron lentamente al trasero del castaño, dejando caricias suaves en este, para apretarlo con sus dos manos sintiendo el respingo provenir del cuerpo del mayor

unos relámpagos empezaron a amenazar con llover, por lo cual solo entonces el lobo tuvo que detenerse.. soltando un suspiro -uhm.. parece que alguien no quiere que nos quedemos aquí- bromeó, claramente refiriéndose a la lluvia a lo cual Dazai río igualmente y asintio

-si.. tienes razón, debemos irnos cuanto antes, además no queda mucho camino, apuesto que llegaremos antes del anochecer- entonces ambos comenzaron a seguir su camino, se forma rápida cabía aclarar, en cuanto a Dazai se dispuso a correr con rapidez, una que casi fue igualada por la de Chuuya convertido en un lobo...

Las nubes estaban oscuras, el aroma de la lluvia era más que evidente para cualquiera que lo mirase, el aire parecía ser cada vez más puro y frío a medida que seguían avanzando... era completamente un espectáculo, corriendo contra del viento, mientras que los rayos parecían acechar su caminar... ambos eran concientes que era un peligro pero parecía ser menos importante. Finalmente, después de un tiempo de camino, habían llegado... Chuuya estaba algo extrañado, ese lugar... parecía ser..  -si, Chuuya. Es un cementerio, para ser específico el cementerio de la familia real... ¿no crees que es algo curioso? el hecho de que el templo de la electricidad este aquí, dicen que en este lugar siempre llueve, no sé si sea verdad... pero hace mucho tiempo, cuando vine aquí estaba lloviendo... justo como ahora, aunque tiene sentido ¿no te parece?- explicó mientras caminaba por las lápidas, con una mirada algo seria

𝑯𝒐𝒘 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora