caput vicesimum

94 5 4
                                    

cuando miro hacía arriba, miro la lluvia quemarme.. me deja en llamas, nada de eso volverá, deberíamos poder correr, pero solo puedo rezar a los dioses en la oscuridad.



El lugar se volvió silencioso, al menos hasta que Dazai recuperó su compostura -Bien.. hay que continuar con nuestro camino, dentro de poco tendremos que enfrentarnos al verdadero guardián de este lugar- esas palabras habían dejado un poco confuso al pelirrojo quien había pensado que aquella bestia anterior que parecía más bien un demonio era el verdadero enemigo, esa circunstancia hizo reír al príncipe de la luna quien se acercó de una forma quizá no muy acorde a la situación que se encontraban

-¿de verdad creíste que esa cosa era el guardián? pues, lamento informarte que no es así... Desgraciadamente el verdadero jefe no será tan fácil de combatir, además muchos de ellos tienen habilidades así como los vampiros... lo ideal sería que estuviera relacionado con la electricidad, pero nada es seguro- habló con una voz un poco suave después recorrió el lugar aún cuando había una peste casi insoportable, Chuuya lo siguió prestando atención en todos los detalles que veía a su alrededor, era un poco deprimente y demasiado sádico para su gusto -Este lugar es demasiado asqueroso- comentó y el castaño le dio la razón sin pensárselo dos veces

-Definitivamente lo es..- hablo con asco e incluso un poco de náuseas, ambos siguieron caminando y encontraron no muy lejos una puerta justo como las anteriores, esta vez el príncipe del sol la tocó pero para sorpresa de ambos simplemente se abrió dejándolos pasar

-esto es raro, ¿no Dazai?- el mencionado asintió, bastante atento al igual que Chuuya con lo que se encontraba a su alrededor, esperando sin duda un ataque provenir de algún sitio pero este no llegó, solo entonces Nakahara escuchó como algo cayó al suelo inmediatamente se puso de guardia y alerta pero sólo encontró como el castaño había tirado su arco al suelo -¿Dazai...?- hablo un poco confundido, no comprendiendo la causa de sus acciones -¿A-ango....?- escuchó provenir esas palabras del príncipe de la luna, y efectivamente muy para sorpresa de ambos parecía que estaba aquel hombre frente a ellos, Chuuya no lo conocía físicamente pero veía una persona acercarse, así que asumió que se trataba de aquel caballero del cual le había hablado Dazai anteriormente

-No puedo creerlo.... ¿de verdad eres tú?- las palabras que salían de su boca no concordaban con su personalidad, era un tono diferente, afligido... incluso inseguro

Chuuya no sabía exactamente qué sentir, mucho menos cuando vio cómo aquel hombre abrazaba a su príncipe, frente a sus propios ojos -Dazai...- murmuró la voz de aquel hombre, mayor que ambos sin duda alguna, al menos físicamente parecía eso -No.. no comprendo nada, tú no... tú no deberías... ¿cómo puede ser posible esto?- y sus ojos empezaron a llenarse de lágrimas, pero se negaba a dejarlas salir, como si sus ojos fueran un contenedor

-No pienses en eso ahora Dazai... Estoy orgulloso de tí, ¡despertaste tu poder! eres mucho más fuerte... incluso más que yo- le sonrió y sin más Dazai cayó al suelo entre lágrimas, Ango le brindó caricias en su cabello, en un intento de calmar todas esas emociones que estaba sintiendo... aunque ciertamente a cierto pelirrojo esto no le parecía tan agradable, era consciente de que Ango había sido su amigo pero... no podía controlar ese sentimiento que sentía, era consciente de que no era precisamente algo bueno, era territorial, sus instintos le exigían acercarse y sin previo aviso tomar el cuerpo del príncipe SU príncipe, acercarlo a él... aspirar por completo su aroma hasta quedar satisfecho, besar sus labios hasta dejarlos hinchados, rotos, heridos.. poseerlo, tenerlo solo para él

y no podía ocultarlo, por su aroma, su expresión, sobre todos sus puños apretados con fuerza... era más que evidente para cualquiera

-¡perdóname Ango! ¡lo lamento tanto! no debí involucrar a todos en esto, soy... el único responsable de que ustedes, de que hayas muerto, créeme.. que todos los días en lo único que puedo pensar es en volver, a ese día.. y salvarlos, no puedo dejar de pensar en su muerte... ¡No sé qué es lo que tengo que hacer!- y simplemente se rompió, frente a ellos... revelando quizás un poco de su humanidad

𝑯𝒐𝒘 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora