Celos.

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Dos semanas van ya, desde que el pequeño entró a un nuevo colegio y se unió a un grupito de personas muy especiales. Descubrió muchas cosas, como que su amigo Nicolás podía llegar a ser muy enfermo a veces, que Alexander y Oscar a veces actuaban como recién casados, Pesho era la esposa, y que tanto el Edgar como Manuel eran los weónes más adorables que había visto en la vida.
También descubrió (más bien aceptó) que algo sentía por el muchacho de cabellos oscuros, pero eso de momento era algo irrelevante.
Tenían clases con su profesor jefe, pero aún así después que llegó siguieron haciendo desorden, todos los alumnos de la sala, esto ya se repetía muy seguido así que Carlos tomó una decisión.

_¡Chicos! - Dijo fingiendo molestia, y ahí todos le hicieron caso - Guarden todas sus cosas, ordenen sus puestos y esperen me a fuera de la sala. Que nadie se vaya.

Confundidos, le hicieron caso y todos salieron, cuando el profe cerró la puerta se le veía su sombra ir de un lugar a otro (las ventanas que daban al pasillo tenían las cortinas cerradas, pero las otras ventanas, que daban vista al patio no) en fin, luego de unos minutos el profesor abrió la puerta algo divertido y dijo:

_Han estado muy desordenados chiquillos, además he visto sus notas y todos están fallando en algo, así que de a uno vayan a la sala y sienten se donde su apellido está.

Y ahí todos entendieron, les cambiaron de puesto.

Algunos reclamaron pero se hizo caso omiso y rendidos entraron de a uno a la sala. Iván, que era el cuarto de la fila le llego su turno, y un tanto fastidiado entro, busco en los asientos su apellido y lo encontró atrás en la penúltima fila que daba al pasillo, en la ventana. Vio a los que entraron antes que él y se pusieron a conversar "¿Oye y con quién te tocó?" "Ah te tocó con el más desordenado" o "Pucha, yo quería con la Maira" cosas así. Rió. Cuando le preguntaron a él se dio cuenta que no había mirado con quién le tocó, busco el papelito y quedó igual que antes porque aún no se aprendía los nombres de sus compañeros.

_Oigan... - Dijo en voz alta y los pocos que estaban en la sala le prestaron atención - ¿Quién es Gaule?
_Soy yo -Dijo alguien sonriente - Nos vamos a sentar juntos.
_O-oh que bacán, no quería que me dejaran con alguien que no conozco jajaja - ¿La felicidad de Iván? Era inexplicable.

Y así quedaron los puestos, Manuel quedo con Maira, Alexander se sentó a un puesto de diferencia de Oscar, junto con otra compañera, Xiomara y Oscar quedó con Franco, ¿El Edgar? Como es alto quedo al final junto con Sebastián en la fila que daba vista al patio, Manuel miró preocupado a su pololo, sabía que cuando lo weaban todo terminaba mal, a penas se dieron cuenta que serían compañeros de puesto se miraron y riendo muy fuerte dijeron "WEEEENA" como si no de hubieran visto en años, el ya no tan preocupado chico negó con la cabeza y siguió conversando con su compañera de puesto. Luego de que todos estuvieran ubicados, el profesor entró.

_La razón por la que los cambié como dije antes están muy desordenados, y me di cuenta de que algunos fallaban más que otros en ciertos ramos, por lo que los puse de forma en que se ayuden unos a otros, y además, creo que será divertido jajaja.

Luego de que el profe dijo eso Iván miró a su compañero ¿En qué le irá mal? Pensó. Nicolás pensaba lo mismo, pero miraba a Oscar, que junto con Pesho y Franco estaban muertos de la risa, "Creo que el profe no fue muy estratégicos con los puestos" pensó.

Hoy, era jueves, y con eso tocaba historia, Jaime llegó del almuerzo con una botella de agua y algo cansado por la hora, dio un sorbo a su botella pero se detuvo al seco y miro la clase confundido.

_... ¿Los cambiaron de puesto?
_Sí - respondieron todos, observó cada uno de los grupos nuevos hasta llegar al casi final de la sala, vio que una personita en particular estaba sentada con un muchacho que... Bueno, su rostro lo empezó a familiarizar muy rápido porque siempre estaba cerca Gaule, en resumen lo "tenía ahí"
Inició las clases y tenía que admitir que todo estaba más calmado, escribió unas cosas en la pizarra y de vez en cuando escuchaba risas, no les presto atención hasta que una muy conocida resonó en sus oídos. Oh, pero que dulce melodía fue a parar a los oídos de Jaime, se distrajo por unos segundos, pero esas carcajadas no las escuchaba desde... Desde hace mucho. Cuando reaccionó se dio vuelta para ver quién hacía tal escandalo; y ahí estaba, Nicolás, rojo hasta las orejas, dedicándole una risa muda a su compañero de puesto.

Profe culiáo (Segunda Temporada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora