Mundos Diferentes: 7.

45 8 0
                                    

Narra Inuyasha:

Había notado que desde la confesión de Kagome ella estaba muy nerviosa y cansada y lo peor fue que cuando su ex-novio y enemiga llegaron al café por lo que me ofrecí a atenderlos.

Les lleve su orden y les pregunté si querían algo más por lo que dijeron que no y me fuí.

Cuando nuestro turno término pasamos al supermercado para comprar lo necesario para la cena, debía admitir que la niña bonita cocinaba bastante bien para que fuera Rica.

—Vámonos—su teléfono sonó—Espera.

La llamada.

K: ¿Hola?

S: Kag! ¿Ya vienen? Morimos de hambre.

K: Ya vamos.

Fin de la llamada.

Se notaba algo cansada y desesperada pero aún así estaba con una sonrisa muy alegre y cansada.

—Son algo irritantes—dije.

—Muuuy irritantes—contestó.

Salimos ya rumbo a casa mientras que ella escuchaba música yo pensaba en las tareas que teníamos que hacer gracias a que el estúpido de Miroku se paró cuando claramente el maestro dijo: NO por su culpa tenemos más tarea.

Voltee a ver a la pequeña azabache que caminaba a mi lado y la imagen era simplemente perfecta: sus labios rosados algo húmedos por su saliva y sus ojos azules brillando por la luz de la Luna. Era perfecta.

Hace un mes empecé a sentir cosas raras por ella pero trataba de redimirme por que aún no sabía exactamente que era lo que sentía.


—Llegamos—abrí la puerta y encontré a nuestros amigos hechos un asco—¿Que demonios paso aquí?—pregunté.

—Intentamos cocinar pero no me salió—explicó Rin.

—Hay dios—suspire.

Limpie todo mientras que Kagome se daba una ducha y luego prepararía la cena.

Cuando estaba por terminar ella salió de su cuarto con ro cabello recogido y su pijama.

—Ha cocinar—dijo agotada.

En menos de treinta minutos ya teníamos una cena que consistía en: Carne, ensalada y un pequeño postre sobre la mesa y saboreandolo.

—¡Cocinas delicioso!—halago Sango.

—De verdad es una delicia—susurre.

Ella me miro y sonrió para seguir comiendo este sentimiento no se iba y estaba creciendo cada vez más en mi pecho que logre descifrar que era: Amor.

La amo.

Los chicos se fueron y nosotros fuimos a hacer nuestra tarea para después dormir, al día siguiente era casi lo mismo, despertamos, bañarnos, desayunamos y al final a la escuela.

—Señorita Higurashi—la llamó el director—Venga conmigo.

Se levantó de su asiento caminando hacía el director para que luego ambos salieran.

—¿Creen que sea algo malo?—preocupada Rin.

—No. Es una buena estudiante—trate de calmarnos.

Cuando terminó la clase ella aún no regresaba hasta que la vimos caminar hacía nuestra dirección muy seria.

—Necesitamos hablar—dijo.

Media hora antes.

Narra Kagome:

Seguí al Director en un silencio sepulcral hasta llegar a su Oficina en la cual me indicó que me sentará y así lo hice.

—Voy a ser directo Señorita, en Londres están ofreciendo una beca para que terminé su Universidad y su carrera—me dijo—Es todo pagado. Un departamento para usted y todos sus gastos Universitarios, ¿Que dice?—me pregunto.

—¿Puedo pensarlo? Le juro que le daré la respuesta lo antes posible—dije.

—Esta bien, si acepta el viaje sale en dos meses—me explico.

Yo asentí levantándome para luego salir y buscar a Inuyasha y los chicos.

Presente....

Narra Inuyasha:

La seguimos hasta el Goshinboku donde nos sentamos en círculo y por fin habló.

—Me están ofreciendo irme a Londres—dijo. Sentí como si me apuñalaran por dentro.

—¿Pa-Para?—mi voz salió cortada.

—Es una beca todo pagado para terminar mi carrera y el semestre que queda en la Universidad—su voz era seria pero triste.

—¿Quieres irte?—preguntó Sango.

—No. Pero es una oportunidad maravillosa—ilusionada.

Verla así de ilusionada me hacía querer dejarla ir pero eso sería matarme por dentro a mí.

«Si realmente la amas déjala ser feliz»

La voz de mi subconsciente habló. Tiene razón si esto es amor la dejaré cumplir sus sueños.

—Corre—mis ojos los escondía mi flequillo—Si es tu sueño ve, ¿Cuando sale el vuelo?—me estaba matando lo sé.

—Dos meses—respondió feliz.

—Esta bien, tenemos dos meses más a tu lado y no los vamos a desperdiciar—dije y ella río.

Mundos distintos. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora