Mundos Diferentes: 14.

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Narra Inuyasha:

Llegamos a la casa de mis padres y ayudé a Kagome a bajar mientras que ella se pone derecha y trata de disimular.

—Maldito seas Inuyasha—oí que me maldecía pero me reí.

Al entrar Rin también estaba ahí y mi hermano con ganas de molestar a Kagome.

—Kurumi, ¿Que...—se da cuenta—Oh...

—Dices algo y juró que haré que Rin se quedé viuda tan joven—le dijo y apareció mi madre—¡Iza! Tu hijo me está molestando—dijo haciendo un puchero.

—Sesshomaru deja a Kagome—regaño.

Negué con la cabeza divertido mientras que la pequeña loca de mi novia se posaba a mi lado para entrar al comedor.

—Los beneficios de ser tu pareja—susurro.

—Astuta—dije.

Todos nos sentamos a la mesa para desayunar claro que con las típicas peleas de Kagome y mi hermano hasta que Rin habló:

—Kagome, ¿Te puedo usar?—preguntó haciendo que ella se ahogara.

—Perate que?—asombrada.

—Pervertida—se sonrojó—¡Tu carrera, tu carrera!—exclamó.

—Claro—siguió comiendo.

—párate.

—¿Que?

—Levántate, lo haremos ya—se levantó .

—Entonces....—me volteó a ver—Por fisss—junto sus manos haciendo una cara tierna.

—¿Donde?

—Segundo cajón a la derecha—sonrió.

Tomé las llaves del auto y salí para manejar directo al departamento dónde una vez ahí, entre a nuestra habitación y busqué justamente dónde me dijo y la encontré.

Una cámara negra de buena calidad con todos sus accesorios ahí. Los tomé y regresé al carro y mi teléfono sonó.

Chat: Cariño.
En línea...

Kagome: ¡Apúrate! Rin me está presionando y no quiero contestar sus incómodas preguntas.

Ya voy, solo ignorala o molesta a mi hermano estoy en camino.

Kagome: De acuerdo no tardes...Mon amour.

Última vez: hace dos minutos.

Sonreí embobado para conducir directo a la mansión dónde Kagome me esperaba muy incómoda.

—Tardaste—molesta—¡Pequeña Minion ven acá!—le gritó a Rin.

Todos estaban en la sala y mi madre era la modelo del maquillaje y una luz perfecta al igual que la tela de fondo.

—Quítate—ordenó.

Empezó a tomar fotos de todos los ángulos de manera profesional hasta que terminó y Rin le pidió ver las fotos.

—¡Son hermosas!—exclamó—¿Cuando las tendrías listas?—preguntó.

—Mmmm, el miércoles—dijo.

—Perfecto, las tengo que entregar el jueves—afirmo.

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