𝑷𝒓𝒐𝒍𝒐𝒈𝒐

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Perderse en la oscuridad para brillar era algo que conocía.

Creía tener amigos, no los suficientes, sin embargo estaban ahí, riendo en círculo con ella en medio fingiendo brillar.

Era considerada excéntrica por los que no la conocían, elegante al ritmo de su padre, la pequeña sombra de Severus Snape, por consecuente, despreciada por su mero apellido.

Si a Lisever le hubiese importado habría hecho algo al respecto, ser más social, abrir su espacio, expandir sus fronteras, pero tenía el brillo suficiente que necesitaba, ¿Que importaban los demás?

Había crecido guiada hacía un objetivo, alejada de las tinieblas que rodeaban a su padre y clamaban su nombre como pago por los años viviendo entre la luz como un traidor.

Pero lo que ella había hecho escalaba los límites, los superaba y rompía.

Sus pies descalzos quebraban el silencio nocturno cuando se dirigía al despacho de su padre. Era la tercera semana sin una respuesta de su cuerpo, ningun sangrado que cubriera sus muslos junto al dolor de su útero apuñalado. Sabía que significaba, solo una cosa después de darle el consentimiento a Potter.

Tenía miedo, por ella, por él. Por todo lo que se avecinaba, porque en realidad ella no quería a Harry ni mucho menos él, porque había sido algo estúpido y erróneo de lo que ambos se arrepintieron, porque Voldemort podría matarla si lo descubría.

Tocó suavemente la puerta del despacho con un nudo en la garganta.

-Adelante -dijo con serenidad el hombre tras la puerta, sin tener la más mínima idea de lo que debería esperar.

-Papi -susurro Lisever asomando apenas la cabeza-, hice algo estúpido.

Harry Potter and The Hidden LegacyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora