𝐈

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Hacer esa pregunta a sus tíos nunca se figuró por su mente, ni siquiera cuando su curiosidad se hizo presente a los ocho años. Cuándo Sirius llegó a su vida en medio de una guerra, tampoco se lo planteó.

Creció escuchando mil historias, desde abejas y semillas hasta cigüeñas de París. Aún a su fantaseosa y corta edad, no creía que los bebés vinieran de las flores o los arcoiris.

Fue a los doce años cuando escucho decir a Oliver Wood que se había follado la boca de Angelina antes de su último partido de Quidditch y el terminó le pareció escandaloso. Aunque nadie se lo había explicado, tampoco era estúpido, había aprendido espiando las conversaciones de su primo.que ese término significaba hacer bebés. Pero seguía sin entenderlo, ¿Acaso era un proceso bucal? No sé imaginaba como demonios llegaba un bebé de la boca al estómago, si no eran suficientes preocupaciones para su año con un basilisco atacando a los nacidos muggles, también observó con cautela si acaso el vientre de Angelina crecía.

Después de ese curso, cuando las vacaciones de vuelta a casa de sus tíos eran inminentes, terminó por encontrarse con las revistas llamativas que escondía Dudley y solo sacaba cuando sus amigos iban de visita. Nunca sabía porque hacían tanto escándalo, encerrándose con temor de que Tía Petunia los descubiera. Cuándo Harry finalmente pudo hecharles un vistazo su mente se llenó de imágenes que siguió sin entender pero por algún motivo lo avergonzaban.

Se sonrojaba de solo pensar en las molestas posiciones de las personas en aquellas revistas, su cuerpo se tensaba y trataba de sacar las imágenes de su cabeza. No era algo que quisiera compartir con Ron, mucho menos con Hermione. Así Harry supo lo que significaba "follar" y entendió que hacer bebés era un procedimiento sudoroso, desagradable y doloroso ¿O porque otra cosa las mujeres de las revistas gritarían tanto? Claro que se propuso a nunca en su vida tener sexo si era tan incómodo como lo planteaban.

Sin embargo, nunca contó con el hecho de su cuerpo traicionero. Pasaron dos años más para que Harry volviera a interesarse en lo que el sexo significaba, cuando despertó sudoroso, dolorido y mojado por un sueño donde recreaba esas viejas posturas que había olvidado con los años. En principio fue un espanto encontrar en el pantalón de la pijama una mancha húmeda, creyendo que se había orinado a su edad.

Lo dejo pasar sin mencionar nada, estaría humillado si sus compañeros de casa llegaban a enterarse de que cada noche despertaraba húmedo y su miembro punzante por culpa de los sueños que se repetían constantemente. Se había enfadado consigo porque algo tan banal surtiera ese efecto en él.

La peor parte sucedió a mitad del trimestre, cuando debía estar más preocupado por Voldemort y lleno de ira por culpa de Umbridge, hartó por el dolor que le provocaba el dormir y de repente sucedía a plena luz del día, se pregunto el motivo, no había hecho nada más que observar las piernas de Lisever Snape, hasta que su mochila había caído de su hombro y está se agachó para recogerla, mostrando algo más que sus piernas.

Para su suerte había estado solo, presionó su mochila sobre el bulto que le pesaba y maldijo. Más tarde, cuando todo había bajado después de ignorar los pensamientos insanos que lo invadían, a Lisever se le ocurrió tomar una manzana en el Gran comedor, demasiado lejos de sus manos para que al estirarse solo un poco dejase ver el inició de sus pechos por la hendidura de su blusa, entonces Harry sintió el subidón de sangre que no solo le tapaba los oídos, se moría de vergüenza de tan solo pensar que estaba rodeado de alumnos, si se levantaba sería su fin.

Esa misma noche, sus sueños cambiaron, claro que seguían siendo lo que el llamaría impropios solo que por primera vez, y esperaba que única, su mujer tenía rostro, por si fuera poco era la cara de Lisever, no solo eso, había gritado, pero no como él creía que sería, algo doloroso. No, fue un grito que le hizo desear más.

Despertó agitado en medio de la noche, su miembro seguía erecto, sin mancha está vez, tan solo recordar ese sueño, ese grito lo hacía vibrar. ¿Porqué le sucedía eso a él? Bastantes problemas tenía ya como para sumar algo que no podía controlar, traicionado por su cuerpo y mente. ¿Y porqué tenía que sucederle con la hija del profesor que más odiaba? De todas las chicas con las que pudo fantasear porque ella tenía que haberse agachado esa tarde. Salto de la cama al baño, intentando despejar su mente, dejar de temblar.

Esperaba que su encierro en el baño le ayudará, un poco de agua para aliviar su garganta, quizá si intentaba orinar podría bajar su molesto miembro que seguía jugandole de mala manera mientras seguía escuchando el grito en sus oídos. Fue instintivo, algo guiado, creyendo firmemente que si liberaba el líquido estaría en paz.

Sorprendido de que al tocar sintiera una corriente placentera viajar hasta su columna, cerró la mano por completo al rededor de su erección. Solo podía pensar en mil formas en las que eso estaba mal, se había prometido no tener nada que ver con el sexo y estaba ahí, haciendo algo que solo había escuchado como secreto a voces, pero no debía ser algo malo si se sentía tan bien, el vértigo en su estómago que subía y bajaba conforme movía su mano abarcando todo su miembro, los cortos y mudos jadeos que luchaban por salir de su garganta. La respiración que debía controlar para no ser descubierto, tocarse de esa manera, pensar en el grito del sueño y fantasear con más. Los estímulos visuales en su cabeza lo ayudaban, imaginado que tal vez Lisever lo pudiese ayudar a satisfacerse, acariciando todo lo que pudiera.

Hecho la cabeza hacia atrás, golpeando su cuerpo contra la puerta de madera entre espamos al sentír algo que no podía describir con palabras, algo tan bueno, tan plácido que lo obligó a gemir al sentir si mano mojarse por completo.

-Mierda -susurró rápidamente, alejando la mano de su recién complacido falo que finalmente había dejado de punzar.

-¿Todo bien Harry? -escuchó a Ron a través de la puerta, sin pensarlo mucho volvió a colocarse el pijama, ensuciandose del viscoso líquido blanco que había expulsado.

-Todo está bien -contestó con voz ronca, nadie cuestionaria que hacía Harry esa noche. Después de todo, estaba demasiado ocupado siendo un demente a ojos de todos como para seguir siendo un adolescente con preguntas tan embarazosas que nadie iba a responder.

Harry Potter and The Hidden LegacyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora