Harry Potter and The Hidden Legacy

𝐕

El resto de su mañana fue agitada, Hedwig había sido atacada por lo que se vio obligado a abandor Historia de la magia para llevarla con la profesora Grubbly-Plank. Alguien la había interceptado, aunque de haber leído la nota que portaba no habrían descubierto nada pues no era más que un "Hoy, misma hora, mismo sitio." Y eso no significaría nada a menos que supieran a qué se refería. Por supuesto Harry lo sabía.

Cuando llegó a las mazmorras, en compañía de sus amigos, tuvieron que soportar como Malfoy presumía tener el permiso de Umbridge para el equipo de Quidditch de Slytherin. Hermione había insistido en que no le dieran importancia, pero no fueron ellos quienes se abalanzaron contra Malfoy.

Cuando esté hizo un comentario realmente grotesco de San Mungo, Neville se lanzó hacia Malfoy, interrumpiendo la escena con un empujón que desvió a Harry hacia un lado.

A pesar de sus esfuerzos, el altercado les costó puntos cuando Snape apareció y abrió la puerta del aula. Suspiró, una vez más, tratando de mantener la calma en medio de la inquietud. Esa había sido la enésima vez en el día que suspiraba, y sabía que lo seguiría haciendo en señal de insatisfacción. Cuando finalmente llegó a su asiento junto a Ron y dejó su mochila, Snape intervino.

-Me parece, señor Potter, que le había asignado otra mesa.

Harry se quedó parado en su lugar, no había hecho eso, solo había sido cosa de un día, jamás menciono que tendría que estar de nuevo junto a Lisever. Al menos podría mantenerse con un perfil bajo mientras estuviera enfadado con ella, en realidad no tenía muchas opciones.

Tomó asiento con un suspiro contenidamente frustrado, tratando de concentrarse en las palabras del profesor mientras luchaba por apartar de su mente los pensamientos que parecían persistir.

Aunque parecía que Lisever había captado el mensaje, no había sido como el viernes pasado que se empeño en mirarlo y meterse en su poción. Estaba distraída con un pedazo de pergamino que Malfoy le había lanzado hacía unos segundos, cubriendo su rostro para esconder la sonrisa al leerlo, luego escribió con rapidez antes de que Snape estuviese al frente del aula nuevamente para arrojarle el pergamino de regreso a Malfoy.

Harry se imaginaba que podría hacer escrito que le diera tanta gracia, seguramente algo relacionado a él; "Oh no imaginas lo furioso que estaba Potter, nuestro plan está funcionando" y si no era eso sería algo similar, porque no creía ninguna de las palabras que salían de la boca de Lisever.

Cuando Snape finalmente cerró la puerta de un golpe, todos guardaron silencio. Lisever se enderezó como si se sintiera orgullosa de estar ahí lo que irritó más a Harry.

-Como pueden observar -dijo Snape-. Hoy tenemos una invitada.

Señaló a un oscuro rincón de la mazmorra donde la profesora Umbridge se encontraba sentada, con hojas de pergamino cogidas a un sujetapapeles. Harry se sorprendió por no verla en un principio, estando demasiado concentrado en mantenerse furioso con Lisever y desechar pensamientos no deseados sobre ella. Bueno al menos ya podía sentarse a su lado sin sentir la tensión ni la vergüenza de otra erección. Si ella se mantenía alejada con las manos trabajando en su poción no tendría problemas, a pesar de todo se aliviaba de poder respirar sin la incomodidad bajo sus pantalones.

-Hoy vamos a continúar con la poción fortificante. Encontrarán sus mezclas como las dejaron la última clase. Si las prepararon correctamente deberían haber madurado durante el fin de semana. Las instrucciones -Snape agitó su varita-, están en la pizarra. Pueden comenzar.

Harry miro lo que quedaba de su viscosa poción, ya la había arruinado la clase pasada cuando soltó chispas. Miro de reojo la pulcra poción azul verdoso que estaba en el caldero de Lisever, está la había dejado de lado antes de meterse un caramelo de mantequilla a la boca y continuar escribiendo notas que luego enviaba a Malfoy. Se enfureció más, ya no solo era todo lo que había pasado esos últimos días, ni los trozos de pergamino que seguía enviando a Malfoy, su poción arruinada por su culpa y que no tendría arreglo por lo que seguramente Snape lo castigaría nuevamente.