La aldea escondida parecía sacada de uno de los tantos libros de fantasía que Hinata había leído durante su vida. Con cada detalle nuevo que observaba, reiteraba con creces su opinión: Es hermosa.
Estaban en primavera y eso era notorio, las flores crecían por doquier, los árboles parecían más verdes y el aire se sentía tan puro. Era un ambiente muy grato en la aldea, y hacía imaginar a la joven cómo sería en verano, otoño e invierno. Cómo serían esos cambios estacionales entre tantas montañas.
Todo era tan colorido, y tan diferente de la casa del líder de esa aldea. La Hyuga miró todo con atención, se había quedado en medio de la sala mientras escuchaba las indicaciones de su anfitrión. El lugar se encontraba perfectamente ordenado, pero era notorio la soledad apenas se ponía un pie en esa casa. Las decoraciones, muebles y paredes tenían colores lúgubres y sobrios, no había ningún detalle que indicara quién residía ahí. Ni fotos, símbolos, o cualquier detalle que expresara que allí vivía Sasuke Uchiha.
-Las habitaciones están arriba, la mía es la última del pasillo, puedes elegir cualquiera de las otras -Le habló mientras abría un armario al lado de la entrada, y sacaba una capa negra que puso sobre sus hombros.
Ciertamente, ella no conocía nada más allá de lo que se hablaba del Uchiha, y lo poco que escuchó de Naruto, pero se imaginó algo distinto cuando se le informó donde se quedaría.
-En la cocina debería haber comida, puedes tomar lo que gustes...
Dudaba mucho que él suela comer en esa casa, parecía estar intacta, abandonada.
-¿Me estás escuchando? -Hinata saltó en su lugar, ante la repentina cercanía del Uchiha, quien la mirada con ojos entrecerrados-No volveré a repetir.
-Sí, le agradezco Sasuke-san -Hizo una reverencia.
No había mucho más que decir, por lo que tras un par de indicaciones más, el joven se marchó hacia su oficina que no estaba muy lejos. De hecho, la casa quedaba a unos cuantos metros de la mansión en la que habían estado anteriormente, solo se tenía que atravesar un puente encima de un riachuelo, desde donde se tenía una bonita vista de la aldea, y luego se llegaba a la vivienda de dos plantas.
Pero ahora, que Sasuke se había retirado, la soledad se hacía más notoria. Hinata suspiró, y se sentó sobre un sofá en la sala, para posteriormente dejarse caer acostada. Pasaba de medio día, pero las sorpresas recibidas no le habían permitido pensar en comer, y en ese instante el cansancio la venció, poco a poco sumergiéndola en el mundo de los sueños.
Por otra parte, Sasuke miraba desde su asiento la aldea que con tanto esfuerzo había construido. Estaba bien presente en su mente que una habitante de La Hoja estaba en sus territorios, y no podía evitar sentirse invadido, expuesto. Ni siquiera a su antiguo equipo le había confiado la verdad de lo que había hecho con su vida los últimos años, no les contaba nada en realidad, pero que ahora esa Hyuga estuviese en su casa le generaba incomodidad. Quería que se fuera cuánto antes, y que olvidara todo lo ocurrido en ese día.
-Tsukimi dice que en tres días estará mejor, pero tendrá que aplicarle chakra en el tobillo cada día para ayudarla a soportar el viaje de regreso -Escuchó lo dicho por su mano derecha, sin apartar la vista de los ventanales. Tres días era demasiado- De lo contrario, si toma el camino de regreso sin estar completamente curada, puede volver a verse afectado el tobillo.
-Y ser una presa fácil para los enemigos... -Terminó Sasuke por él.
Maldición.
-Es probable, señor -Shiro asintió.
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La Sombra del Sonido
FanfictionSus corazones se hallaron, bajo la sombra del sonido. . . Después de la guerra, a pesar de haber decidido regresar a la aldea de La Hoja, Sasuke no se sentía a gusto ni bien recibido. Era de esperarse pues había cometido muchos errores durante su vi...