La Sombra del Sonido

Capítulo 9: Un nuevo hogar

Hinata se emocionó nada más ver la hermosa cascada que los separaba de la aldea del Sonido. Después de algunos días de espera, en lo que se terminaban de recuperar su gente, otros días más de viaje, y ahí estaban. A pocos metros de lo que sería su nuevo hogar.

Pensó que estaría más nostálgica por su repentina mudanza, y aunque sí había llorado un poco en las despedidas, no podía negar que en ese momento se encontraba ansiosa por llegar a la casa de Sasuke. La que sería su casa también ahora.

Estaban siendo escoltados por todos los ninjas que se habían quedado con ellos en La Hoja, y sabía que todos también estaban deseosos por llegar a sus casas, por lo que no se detuvieron más tiempo y, tomando la mano del Uchiha, los animó a atravesar aquella cascada que resguardaba su aldea.

Su familia le había dado sus buenos deseos, y sus amigos muchos ánimos, pero no estaban tan tristes debido a que pronto visitarían el Sonido. Es lo que habían acordado entre los Kages, y Sasuke tendría que hacer los preparativos necesarios para recibirlos.

El Uchiha ciertamente no estaba muy contento, pero si necesitaba hacerlo para que pudiese mantener su aldea como hasta ahora, lo haría. No se arriesgaría a iniciar una guerra que lastimaría a mucha gente.

-Pueden retirarse y tomarse el resto del día. Mañana nos reuniremos para tratar algunos temas importantes -Suspiró sintiendo un ligero dolor de cabeza, sabía que su gente no se tomaría bien lo que pronto les comunicaría, pero esperaba tener que hacerse cargo al día siguiente, por lo pronto solo le interesaba llegar con su Hime a casa.

Y así hicieron, no perdieron tiempo en dirigirse a su hogar por las calles principales de la aldea, lo que provocó que los civiles les sonrieran felices por su regreso, y los saludaran con calidez y cariño. Hinata les respondía de igual manera, mientras iba enlazada con el brazo del líder de esa aldea. Nunca en su vida se imaginó que estaría en una posición como esa, si bien siempre fue entrenada para ser la futura líder del Clan Hyuga, no era lo mismo que hacerse cargo de una aldea entera.

La joven entendía que Sasuke era quien tenía esa responsabilidad, pero ella también quería ayudar, y el mismo Uchiha le había dicho que quería que lo apoyara en su trabajo, además de que tomara el liderazgo en algunos ámbitos, y ella había aceptado si él creía que era lo mejor para El Sonido.

Pronto estuvieron en casa, dejaron las pocas cosas que cargaban en la entrada, y se dispusieron a subir a la habitación. Había sido un largo viaje y ambos coincidían en querer tomar un baño y descansar. Hinata había imaginado que lo harían por separado, todavía le avergonzaba un poco el que Sasuke la viese desnuda, pero el Uchiha no estaba de acuerdo con eso y se lo hizo saber llevándola al baño de la habitación principal. La que sería de los dos de ahora en adelante.

-No hay nada de ti que no haya visto, tocado o besado Hime. No tienes nada de qué avergonzarte, ante mis ojos eres más que perfecta.

Esas palabras no la calmaban, al contrario, la hacían sentir más nerviosa y se sonrojaba sin poderlo evitar. Aun así dejó que la desvistiera y la introdujera en el agua de la tina, estaba tibia y era bien recibida. Cerró los ojos para concentrarse en lo bien que se sentía el agua, hasta que sintió a Sasuke sentarse detrás de ella, y tomarla de la cintura para arrastrarla a su regazo.

El Uchiha suspiró, y por la forma en que la abrazaba, Hinata sabía que algo no dejaba tranquila la mente de Sasuke.

-¿Estás preocupado por la visita que tendremos pronto? -Sabía que era eso, a lo que Sasuke asintió sin sacar el rostro del escondite entre su cuello- ¿Crees que es una mala idea?

-Creo que a mi gente no le gustará. Y no deseo que se sientan amenazados.

Hinata entendía a lo que se refería. Si a ella misma la habían visto como una amenaza a su paz, en un principio, no quería imaginarse como se sentirían al recibir muchas personas reconocidas de otras aldeas, principalmente los Kages. Probablemente teman tener que volver a sus antiguas aldeas y tener que revivir las malas experiencias de las que fueron víctimas.