El comienzo de todo.

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Desde la noche que descubrí que el traicionero de Tyler era el Hide, y la transformación de Enid bajo la luz de la luna de sangre, las cosas cambiaron un poco, a parte del hecho de que mi compañera que creía era una Beta resultó ser una Omega, y no una Omega cualquiera, ella era única entre todos.

Era notable el cambio, como el hecho de que yo pasaba menos tiempo en mi dormitorio, solo se me veía a la hora de escritura pautada que no me perdía por nada del mundo, el resto del tiempo estaba en el club de apicultura, alejándome del olor a Omega que reinaba en la habitación.

Intenté cambiar de dormitorio, pero los demás ya estaban ocupados, la directora Weems me dijo que debía esperar a por una vacante para irme a otro dormitorio, y fue lo que hice, espere, pues el comportamiento de Enid hacía mi persona me decía que debía irme cuanto antes.

Uno de los cambios en su comportamiento contaban con el hecho de que se impregnó con mi aroma, era fuerte, no hacía falta que se acercara mucho para llevarselo con sigo, los chicos sabían cuáles eran las intenciones de Enid, al igual que yo, con ese gesto inicio su sumisión, mismo que yo evitaba a toda costa, pues para mí, Enid solo es la chica color vómito de unicornio que me salvó la vida, por eso le agradecía, pero más a allá de ello no tenía otros sentimientos por ella, y desde Tyler, prefería no volver a conciderar una relación “Romántica” aunque solo lo hice por conseguir lo que quería, debía admitir que no me espere eso del castaño, me desilusionó.

La luna llena era esta noche, después de semanas de esperar por una respuesta por parte de la directora, por fin llegó, me iría a un dormitorio que había sido desalojado porque su antiguo inquilino fue expulsado.

Muy a mi conveniencia.

Sería esa la última noche que pasaría en el dormitorio con Enid, y también la última vez que planeaba verla.

Le dije de mi partida, pues no iba a desaparecer de la noche a la mañana, y ella no merecía ser tratada como un lastre debido a todo lo que hizo por mi, así que se lo conté. Lo tomó mejor de lo que esperaba, solo me mostró un rostro algo triste, y lágrimas amenazar con caer de sus ojos, pero no lo hizo, se hizo la fuerte, y me dedicó una sonrisa, amable, y dolorosa.

Ignore su dolor, y terminé de empacar mis cosas, después de esta noche, no estaría en Ophelia Hall, no debía seguir con el pesado papel de ignorar sus sentimientos tan directamente.

Llegué a la habitación antes de que cayera la tarde, no soportaba el olor de Enid por todos lados, me costaba controlar mis impulsos de Alfa de lanzarme encima de ella y tomarla en mi posesión, otra de las razones por las que me quería ir.

— Enid, ya casi es hora de ir a las jaulas — Comenté al montículo que se notaba en su cama, claramente era ella, desde que se diferenció en Omega su actitud se volvió más sumisa y demandante, ella ya era más baja que yo, pero su cuerpo acabo más pequeño, volviéndose incluso más femenino, si eso era posible.

No recibí una respuesta, planeaba ignorarlo hasta que escuche un gemido que envío en escalofrío por toda mi espalda, girandome para mirar en su dirección, parecía temblar, y voy a admitir que me preocupé, al menos la podía conciderar mi amiga, por lo que me acerque a ella, o mejor dicho, dí unos pasos en su dirección, pero su fuerte olor me detuvo en el acto, lleve mis manos hasta la mitad inferior de mi rostro, cubriendo mi nariz de aquel fuerte olor.

Mía 🖤 WenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora