Mía 🖤 Wenclair

Una Alfa deseada.

× Enid×

Merlina y yo estamos próximas a cumplir los 6 meses desde que soy su Omega, y aún así, me es difícil no ponerme intranquila cuando no está cerca.

Al tener una marca en mi nuca, los Alfas interesados en mi rápidamente se rindiendo, dejándole cancha libre a Merlina para que me cortejara como era debido. Pero el tener el aroma de Merlina en mi cuerpo además de su marca no parece ahogar las esperanzas de los Omegas y Betas que están tras de ella.

No me gusta el hecho de que me estoy acostumbrando a que los regalos de otras chicas lleguen a nuestra habitación constantemente, como si no me tomaran encerio solo siguen coqueteando con mi novia incluso frente a mi. Merlina nunca les presta atención, solo las ignora y sigue su camino, pero el que ella no le ponga un freno a las demás me hace sentir un tanto inferior a ellas.

¿Y si es verdad que solo está conmigo porque la manipule? ¿Y si no las aleja porque busca a la Omega con quién va a remplazarme?

Mis miedos más profundos me acompañaban en el ajetreado pasillo mientras me dirigía hacia Merlina, ella salió primero de la cafetería y dijo que iría a las bancas. Quisiera que ella desapareciera mis inseguridades, que me dijera que solo está conmigo y para mí.

Llegué al patio del instituto y busque con mi mirada a la chica que no deja de estar en mi mente, pero....porque no me sorprende que otra vez este rodeada de Omegas.

Camine hacia ella rápidamente, Merlina se puso de pie, quitándoselas de encima y se hizo a un lado.

— ¡Hey! — Grité, las chicas me miraron, atemorizadas — ¿A quien creen que le están coqueteando?.

Las ví irse sin mirar atrás, desapareciendo en la multitud de estudiantes que volvían a sus clases.

Mi corazón latía desbocado, la frustración de que ésto pase más seguido de lo que creía me estaba asfixiando. Merlina se acercó a mi, y acarició mi espalda.

¿Cómo puede tratarme como una niña después de tanto tiempo juntas?

— Cálmate — Me pidió, quería estallar en llanto, no quería verla, ella estaba volviendo mis temores realidad y no lo notaba, solo lo aceptaba como si no importara nada. La escuché suspirar mientras mantenía mi mirada hacia el suelo — Sígueme.

Sin protestar, eso hice, nunca le llevo lo contraria, solo la escucho y cumplo lo que pide, son muy pocas las veces que hago lo que quiero y ella no se queja, creí que no decir nada y solo aceptar mis caprichos era su forma de expresar el que estaba conforme conmigo, pero ahora ya no sé que creer.

Al caminar por los pasillos, cada vez estaban más vacíos, hasta que no vimos a nadie, nos detuvimos en la biblioteca, pero en horario de clases está cerrada ¿Cómo planea entrar?

La ví sacar un clip de su bolsillo, y sin dificultad alguna forzó la cerradura, tomando mi mano y llevándome a dentro con ella. Cerró la puerta y me arrastró a la parte trasera de la biblioteca, lugar donde me apoyó en el librero acorralandome entre este y su cuerpo. No podía mirarla, la verdad es que no quería hacerlo, la sentí besar mi frente y mi lobo mover la cola de felicidad me frustraba más.