VI

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El más pequeño del departamento abrió la puerta del baño. Él, su novio y su amigo pelirrojo se habían cansado de molestar al omega peliverde. Lo habían descolgado y fueron a aventarlo al baño para que hiciera sus necesidades. Nadie estuvo al pendiente de él, así que no sabía si ya había salido o si seguía ahí. Habían pasado dos días desde eso.

Al abrir la puerta, el característico olor fétido que desprendía el pecoso se abrió paso en sus fosas nasales. Quiso vomitar por primera vez.

Con el tiempo se volvió resistente a esas cosas asquerosas, tanto al aroma como a lo que veía. Pero esa vez sí que dio un par de arcadas, pues no se lo esperaba.

Dirigió su vista hacia el chico que estaba tirado junto a la bañera.

—¿Eh? —gruñó molesto y se acercó para patearlo con fuerza —¿Qué mierda crees que estás haciendo, imbécil? —volvió a patearlo y después le escupió —Vas a apestar este lugar, hijo de puta.

Pero el contrario no respondió, de hecho, al recibir una tercera patada, el peso de su cuerpo cayó al hacia él, haciendo un ruido seco por el golpe. El rubio, con el palo de la escoba, trató de moverlo.

—¡Carajo! —gritó y salió apresurado del baño.

El departamento estaba sumergido en completa oscuridad. Red Riot estaba dormido en el sofá y Dynamight estaba en la habitación principal. Se dirigió hacia el cenizo, entre tropezones por no poder ver correctamente.

Abrió la puerta, el mayor lo esperaba mientras cambiaba de canal en canal.

—TTenemos problemas… —dijo algo asustado —C-Creo que Deku está muerto…

—¿Eh? —hizo una mueca de fastidio.

—Está muerto.

—Uh —rodó los ojos y se levantó para ir a corroborar la situación.

Podía sentir los pequeños pasos del omega rubio detrás de él, pero le importó una mierda. Al abrir la puerta del baño, ahí estaba el pecoso. Tirado, con algunas moscas parándose en las heridas abiertas, sus ojos abiertos, desorbitados y secos con una expresión llena de dolor y terror. Incluso tenía la conocida “mirada de las mil yardas”.

Tenía algunas manchas amarillas por toda su piel, eran difíciles de ver por todos los demás moretones y mugre pegada a él.

El olor hediondo lo hacía querer alejarse lo antes posible.

Sonrió y se acercó para toquetear un poco. El calor que suele desprender alguien vivo ya no estaba, su cuerpo se hallaba a temperatura ambiente, bastante fresco. Su estómago estaba algo hinchado. Era difícil deducir si era por los gases que se producen después de la muerte, o por el embarazo que tenía.

—Tiene más de cinco horas —chasqueó la lengua —Mira.

Le sonrió y lo invitó a acercarse.

—Tiene rigor mortis —movió las extremidades del peliverde, dejándolo en posiciones extrañas —¿Ves cómo no se mueve?

—Qué miedo —susurró.

El corazón del rubio brillante iba acelerado, sus manos temblaban y la adrenalina corría por todo su cuerpo. Por alguna razón se sentía asustado y en peligro.

—Ja —soltó una pequeña carcajada mientras seguía jugando con el difunto —Ve —trataba de aguantar la risa.

Al oji ámbar no le estaba agradando eso. Sentía el ácido estomacal en su garganta. De pronto la diversión que obtuvo por largas semanas, se había acabado y una sensación de vacío se hacía paso en su pecho. Tal vez la solución sería conseguir otro omega…

Deku... Oh, Pobre Deku [Minific Bkdk]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora