VII

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Los días y las noches pasaban como si nada. Nadie se había enterado de la muerte de Deku más que ellos y el equipo de limpieza del trabajo de los alfas.

Las personas seguían su vida, ignorando que en ese departamento lujoso, un pobre omega había pasado sus últimos días de forma aterradora. Seguro sería el peor crimen de la ciudad.

El rubio se giró, buscando una mejor posición para dormir. De pronto, el frío de la habitación era demasiado que incluso las cobijas se sentían húmedas. Se sentía incómodo, no podía conciliar el sueño. Suspiró al percibir un toque sobre su mejilla, no se molestó en abrir los ojos porque seguro era el cenizo quien tampoco podía dormir. Pero después de un rato se confundió, normalmente, el alfa tenía sus manos cálidas sin importar la temperatura del ambiente.

Abrió los ojos y se horrorizó, se levantó de golpe e intentó gritar, pero la voz no le salía. Por más que abriera la boca para soltar algún sonido, nadie lo escuchaba. El peliverde subió a la cama y se acomodó sobre él, con una sonrisa de oreja a oreja, mostrando sus dientes amarillentos, podridos y llenos de desperdicios.

-¿Te estás divirtiendo? -su voz salió algo distorsionada, pero con un tono suave y tranquilo -¿Denki?

-Mgh -fue empujado hacia atrás, terminando acostado, trató de volver a levantarse pero su cuerpo no se movió ni un milímetro.

Sollozó, horrorizado. No, no se estaba divirtiendo, y menos cuando aquél pecoso lo había llamado por su nombre. Se supone que ni siquiera entre ellos sabían sus nombres.

-¿No? Aww -su sonrisa incrementó de tamaño y pasó sus manos destrozadas por su rostro, manchado de sangre caliente -Deberías sonreír.

No podía decir nada, ni moverse para alejarse. El hedor que desprendía el omega sobre él, era tan potente que el vómito subió rápidamente para salir de su cuerpo. Se estaba ahogando.

-Shh -le tapó la boca, el vómito comenzaba a salir por sus fosas nasales, las lágrimas se derramaban hasta empapar la almohada debajo de él -Ríe o te irá peor, pequeño.

Estaba muriendo.

Cerró un poco sus ojos y curvó sus labios para fingir una pequeña sonrisa. Después empezó a toser, eso fue suficiente para que la mano del otro omega se quitara de su boca, así permitiéndole abrirla y sacar todo.

-¡Sonríe! -le gritó con fuerza.

Aún sentía que se ahogaba por estar boca arriba. Obedeció la orden, y mientras sacaba el poco alimento que le quedaba, reía. El peliverde seguía sobre él, con su sonrisa tan característica y sus ojos amarillentos, que al combinarse con el verde de su íris, se volvía una vista tóxica. Lo miraba fijamente, apreciando su dolor.

Se acercó aún más para besarlo lentamente, torturando sus sentidos. No pudo más y se quebró en llanto sin poder defenderse del monstruo que ellos mismos habían creado. Lo que peor le parecía, es que él fuera el único siendo sometido a esa tortura psicológica.

Lloraba desconsolado, sin poder aguantar mucho más. Estaba vomitado y el asqueroso de Deku lo tocaba y besaba, dejando su olor repugnante en él.

-¿Por qué no ríes? -le gruñó, despegándose de él y levantándose de su lugar -Imbécil de mierda, ¿¡Por qué no estás feliz!? -vociferó furioso y le escupió en la cara -¡DEBERÍAS ESTARLO!

-Estás muerto, estás muerto -un pequeño hilo de voz salió de su garganta, al fin podía hablar.

-¿Seguro de eso, cariño? -le sonrió y bajó de la cama, caminando lentamente al exterior de la habitación.

-¡Lárgate! -logró levantarse, se tambaleó y cayó al suelo.

-¿¡A quién crees que le gritas!? -la voz furiosa del cenizo se escuchó en la puerta, él era quien había abierto la puerta.

Deku... Oh, Pobre Deku [Minific Bkdk]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora