4. En auxilio del príncipe

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Cuarto capítulo.
EN AUXILIO DEL PRÍNCIPE

EN AUXILIO DEL PRÍNCIPE

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❝ lo siento, cay ❞









Caire no se atrevía a mirar a nadie a la cara. No aún, al menos.

Los Pevensie parecían perdidos en sus pensamientos. Elinor permanecía apartada de todos ellos. Desde que los seis habían dejado la cámara del tesoro, donde se conservaban aquellos preciosos retratos de momentos olvidados para todos ellos —excepto para la Tenaz—, ninguno había pronunciado palabra.

Caire agradecía, al menos, no tener que cargar con el peso de saber que su esposo la recordaba y ella a él no. Por las miradas furtivas que Edmund dirigía en ocasiones a Elinor, imaginaba que no era una situación agradable.

Peter también le observaba a ella en ocasiones. Pero no era del mismo modo que Edmund lo hacía; había casi culpa en los ojos del azabache, mientras que el Magnífico solo parecía mirarla con incomprensión, la misma que la propia Caire sentía.

La noche ya caía sobre las ruinas de Cair Paravel. La Prudente había dejado de tratar de imaginar el antiguo esplendor del castillo horas atrás. Era innegable que no conocía aquel lugar y, si lo hacía, era incapaz de recordarlo.

—Y... —Se aclaró la garganta. Tres pares de ojos se volvieron al momento hacia ella; los dos restantes no tuvieron que moverse, puesto que Peter ya la estaba mirando antes de que abriera la boca y Elinor no levantó siquiera la cabeza—. ¿No tenéis idea de cómo regresar a casa?

—¿Por qué querrías regresar a Inglaterra? —exclamó Edmund, sorprendido; su hermano mayor le puso la mano en el hombro para hacerle callar. El Justo pareció ligeramente avergonzado por su reacción—. Es decir, estamos en Narnia. Soy incapaz de imaginar un lugar mejor que este para vivir, sea lo que sea que haya podido suceder aquí. Ha transcurrido un año y no hay un día en el que ninguno de nosotros...

—Sí, pero vosotros conocéis este lugar —replicó Caire—. Recordáis haber reinado aquí, haber vivido en este castillo durante más de una década. Puede que no nos recordéis a nosotras, pero sabéis dónde estáis. Para mí, es como... Aparecer en un lugar completamente desconocido.

THE PROPHECY | las crónicas de narniaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora