C A P I T U L O D I E Z.

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10. El invierno se acerca

 El invierno se acerca

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"Señor, es el rey. Está aquí". Al escuchar esas palabras Aegon se paralizó mientras jugaba con su lobo. Todos actuaron más rápido que el, vio como Sansa y Robb corrían a dejar los cachorros a las perreras. Catelyn comenzó a formar a sus hijos, y Ned a sus hombres.

"Tranquilo, Egg". Loras llegó a salvarlo. "Dame eso". Le quitó al pequeño lobo de los brazos. "Ve y párate junto a Robb". "Estaré detrás de ti". Le dio un pequeño apretón en el hombro.

El Tyrell sabía mejor que nadie, como la aprobación de su padre importaba para el.

Haciendo caso, fue y se formó entre Robb y Sansa. Se pasó una mano por su cabello intentando peinarlo. Por el rabillo del ojo pudo ver la cabellera de Loras formándose detrás de él.

Tomó aire al ver la litera real entrar. Frunció las cejas al ver a su padre entrar montado en su caballo. Que era tan blanco como la nieve. Su padre lucia con orgullo un jubón negro de piel, con el dragón de tres cabezas bordado en el pecho, con color rojo. Su cabello platinado, hasta los hombros, peinado con una media cola. Y una larga y pesada capa color rubí. Sus ojos lilas se encontraron con los grises de su hijo. Le dio una sonrisa para después bajar del caballo.

Acto seguido todos se arrodillaron, bajando la cabeza con señal de respeto.

"Levántense, por favor". El rey le extendió la mano a Ned. "Antes de saludarlos, debo decir que vengo acompañado". El rey soltó una risita. Ser Barristan abrió la puerta de la litera. "El príncipe Brandon Targaryen, y Lady Margaery Tyrell". 

La cabeza de Aegon fue atacada por miles y miles de pensamientos. Estaba feliz de verla, estaba muy feliz de verla, de hecho le preocupaba el sentimiento en su corazón cuando la vio bajar de la litera. Había cambiado demasiado desde la ultima vez que la había visto. La noche antes de irse de Desembarco del Rey. Dejo de respirar cuando sus ojos azules se encontraron con los de el. Para Aegon se seguía viendo igual de hermosa que la ultima vez, si no es que más. Se sintió extraño, al verla. Era casi otra persona. Había crecido, pero no lo suficiente para ser más alta que el. Sus rasgos eran más afeminados, y Aegon le pidió perdón a los Dioses por fijarse en el cuerpo de la chica. Que debía admitir, había madurado. Noto que ya no llevaba sus vestidos esponjados, ni con adornos por todos lados. Margaery ahora llevaba un vestido azul cielo, de manga larga, con tela que caía desde sus hombros hasta sus talones. Y una gran capa que combinaba con el color del vestido. Su cabello ya no era tan naranja, ahora parecía ser más cobrizo. Pero seguía usando el mismo peinado, llevando sus rizos bien peinados sueltos, a excepción de dos mechones del frente, unidos formando un moño detrás.

Solo cuando ella pasó a saludar a su tío, fue que se fijó en su hermano. No pudo evitar abrir la boca. Ya no era el niño con mejillas regordetas del que se despidió hace cuatro años. No, ya no había nada de él. Brandon era la imagen de un Stark, la imagen de de su madre en hombre. Era alto, casi tan alto como Sansa, y el solo tenía once onomástico. Llevaba su cabello castaño algo despeinado. Y lucia con orgullo un jubón de la casa Stark.

La muerte del amor | Game of Thrones Donde viven las historias. Descúbrelo ahora