Una vez me duché, opté por ponerme un vestido mío al final, ya que tampoco tenía ganas de arreglarme muchísimo.
De nuevo, volví a hacerme una foto para subirla a las historias.
Sí, estaba obsesionada con Instagram.
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- Como haga aire se te va a ver hasta el alma - aseguró Nick al verme bajar.
- Con 40 grados a las 12 de la noche dudo que lo haga, no le hagas caso, vas preciosa - confirmó Álvaro dándome una vuelta.
- Gracias rey - sonreí.
- Hemos hecho sándwich para cenar - dijo Nick.
- Qué originales sois - dije rodando los ojos y cogiendo uno.
- ¿No nos dices que vamos guapos o qué? - dijo Álvaro ofendido.
- No hace falta que os lo diga, os vais a llevar a todas las de las discoteca - admití sincera.
No podía negar que tenía al mejor amigo y al hermano más guapos del mundo entero. Había veces que las chicas me miraban con cara de odio por ir con ellos, o incluso se acercaban a mí para que se los presentara.
- ¿Nos vamos? - pregunté.
Ambos asintieron así que cogí el bolso y nos dirigimos hacia el coche de Álvaro.
- Que sepas que luego no vas a cogerlo a la vuelta como bebas - aseguré señalándolo con el dedo.
- Lo dejo en casa de Pedri, ya lo hemos hecho otras veces, vive cerca - dijo él.
- ¿Entonces por qué no vamos andando? - preguntó Nick.
- Porque está cerca pero hay que subir una cuesta, y no sé si con los 12cm que ha crecido tu hermana de repente va a ser capaz - admitió.
- Cariño, estoy más que acostumbrada - admití.
- Nah, a mi también me da pereza - dijo Álvaro abriendo el coche.
- Entonces no me pongas de excusa, perro - dije.
Él sacó la lengua y nos montamos para ir a casa de Pedri.
- ¿Todos los chalets estos son iguales o qué? - preguntó mi hermano.
Era enorme, y la entrada muy parecida a la nuestra.
- Los de esta urbanización sí, suelen ser todos muy parecidos - afirmó Álvaro.
Tocamos al timbre y esperamos, y fue Mar la que nos abrió.
- Qué guapos sois, coño - dijo al vernos.
Nosotros reímos por la forma en la que nos miró y entramos dentro.
- Sí que se parece a la nuestra, sí - dije mirando la casa.
Al llegar al salón estaba Pedri colocando algunos vasos sobre la mesa, el salón si era diferente ya que tenía simplemente una mesa y un sofá enorme, con una tele gigante y la play.
Hombres.
- Hola - dijo sonriente el canario.
Lo saludamos y fuimos cogiendo un vaso y sentándonos en el sofá.
- ¿Y el resto? - preguntó Álvaro.
- Balde, Ansu, Ferrán y Eric están al llegar, Gavi está terminando - dijo Pedri.
- ¿Me dejas cargador? - le pregunté.
- Siempre igual - rió Mar.
- Tía, es que se me ha jodido la batería - admití haciendo un puchero.
- Sube, las habitaciones están como en vuestra casa, la mía es la que tiene Álvaro en la tuya - me dijo.
Asentí y me levanté para subir, sabía que la de Álvaro era la tercera, así que es en la que entré.
Me senté en la cama e intenté colocar el cargador de manera que llegase la corriente, ya que se me estropeó la clavija y a no ser que tuviese el móvil enchufado mil horas, solo se cargaba la mitad.
- Pedri tío, déjame alguna camisa - dijo Gavi, pensando que yo era su amigo - ¿qué haces tú aquí?
Iba con una toalla atada a la cintura, la cuál dejaba al descubierto su V. Estaba despeinado y con el pelo mojado aún. Casi me atraganto con mi saliva.
- Hola a ti también - dije borde, disimulando que casi me da un infarto al verlo así.
- ¿Que qué haces aquí? - preguntó de nuevo, apoyándose en la pared.
Puto borde.
- ¿No lo ves? - dije señalando el cable y el móvil - Pedri está abajo.
- Bueno, le robaré algo - confirmó.
Me reí, ya que la situación era bastante similar a la que vivo día a día con Mar, robándole la ropa.
- ¿Te vas a quedar ahí para verme mientras que me cambio? - preguntó.
- Que yo sepa esta es la habitación de Pedri, ¿no puedes cambiarte en la tuya o qué? - pregunté igual de arrogante que él.
- Sabes que es mi casa, ¿no? - dijo con sonrisa burlona.
- Sabes que eres un imbécil, ¿no? - dije levantándome y pasando por su lado para irme.
- Cuida esa boca - aseguró siguiéndome con la mirada.
- Preocúpate por la tuya, a ver si en algún momento te la van a partir - dije guiñándole el ojo mientras salía.
Escuché como murmuraba algo sin saber lo que era, mientras yo salía con sonrisa triunfal.
- Mira Emma, él es Eric - dijo Mar cuando bajé - a él aún no lo conocías.
- Encantada - sonreí dándole dos besos.
- Igualmente, joder, no os parecéis en nada - dijo mirándonos a Nick y a mí.
- Yo he sacado los buenos genes - reí.
- Y la mala leche - dijo Álvaro.
- Y la parte creída de los dos - añadió Nick.
- Imbéciles - solté mirándoles de reojo mientras todos reían.
- Por fin aparece el enano - dijo Ansu mirando las escaleras por donde bajaba Gavi.
No sé si me gustaba más con la toalla o con los tejanos negros y la camisa azul clarita.
- Cállate - le dijo a su amigo.
- ¿Que empiece la fiesta, no? - preguntó Pedri, a lo que todos asentimos y nos echamos una copa para bailar.
Mar y yo nos echamos un puerto de indias, sí, parecíamos pijas quinceañeras, pero a ninguna de las dos nos hacía mucha gracia el alcohol y esa era la única bebida que nos gustaba.
- ¿Jugamos a algo? - preguntó Ansu, y todos le miramos - No me miréis así, es para hacer algo juntos que estamos todos a nuestra bola - alzó los hombros.
- Venga - dijo Balde.
Todos asentimos y nos sentamos en el sofá, que al ser en forma de U podíamos vernos unos a los otros fácilmente.
Eric bajó el volumen de la música y se dispuso a explicar el juego.
- Es una especie de yo nunca, si lo has hecho tienes que beber un trago, si bebes 5 veces seguidas puedes hacerle una pregunta a quien quieras o repartirles tragos - explicó.
- Y si estás tres veces sin beber, hacemos una pregunta entre todos a quien sea - continuó Pedri.