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Presente.

Heeseung llegó al lugar unas horas más tarde, como estaba acostumbrado a hacerlo.

La elegancia era palpable en el ambiente. Para su gusto, era un poco exagerado. Se suponía que sería una simple "reunión" extremadamente privada, pero recién acababa de entrar y ya está seguro de haber sido fotografiado más de diez veces. La gente que organiza estas cosas sí que sabía cómo llamar la atención.

A pesar de eso, no iba a negar que los flashes de las cámaras y el zumbido constante de las conversaciones lograban crear una atmósfera energética en el lugar haciendo que la noche no tuviera una pinta tan mala.

El salón era enorme y estaba repleto de personas con dinero. Habían tantos rostros reconocidos que resultaba complicado explicar a qué se dedicaban cada una de estas personas. Muchos cargos altos  y carreras reconocidas. Heeseung era una de ellas.

Los últimos años habían sido como un juego de azar en el que la suerte se había declarado completamente a su favor. Y ahora estaba ahí, entre muchas otras personas con su misma dicha, disfrutando de las sonrisas y el ambiente sofisticado. Buscó la barra y se acercó por un trago, esta noche quería pasarla bien. Probarse a sí mismo cuanto había mejorado su capacidad para estas fiestas, pero para eso sentía que necesitaba un poco de alcohol que le hiciera compañía.

—Mira nada más quien ha decidido aparecer— alguien había tomado asiento justo a lado de él.

De no ser porque seguía sobrio, habría pensado que su imaginación comenzaba a jugar en su contra

—Jongseong, cuánto tiempo— contestó por cortesía.

—Nada de eso, pensaba que hace mucho tiempo habíamos superado las formalidades entre nosotros.

Heeseung rió aún sin prestarle mucha atención. Jay no era precisamente la persona que más ansiaba encontrarse esta noche.

—Cómo te ha ido, no esperaba verte pronto, ni hoy, ni aquí— Jay sabía lo que decía, siempre lo había hecho.
—Pero mira que curioso, el mundo aveces me sorprende de lo pequeño que puede ser.

—¿Qué te sorprende?— preguntó al tiempo que hacía una señal para que el bartender le sirviera otro trago.
—Este tipo de eventos se han vuelto bastante comunes— entonces lo miró, era exactamente como lo recordaba, quizá con los rasgos un poco más definidos, pero estaba seguro de que se trataba de la misma persona. —Es más, soy yo quien no esperaba verte aquí, creí que aún estabas probando suerte en América o algo parecido— cierto tono pasivo-agresivo destacaba en sus palabras.

—Ah, sí. Sucede que he venido a pasar un rato por aquí. Ya sabes descansar un poco y recordar los viejos tiempos.

La paciencia era un atributo que Heeseung consideró siempre haber tenido a su favor. Pero Jay era de esas ocasiones excepcionales que lograban ponerlo a prueba. Estuvo a punto de contestar, ganas no le hacían falta. Fue entonces que las luces se apagaron y el sonido de los aplausos inundó el lugar, deteniendo sus intenciones.

Un único reflector de luz blanca alumbraba un punto medio entre unas grandes cortinas que iban desde el techo hasta rozar el suelo. Todos en el salón dirigieron su atención a un mismo punto.

—Damas y Caballeros...— Un hombre proclamó —Es para mí un placer enorme presentar esta noche, a uno de los iconos musicales más adorados del país— La gente a su alrededor comenzaba a susurrar en entre sí, todos indagando sobre quién podría tratarse y otros pareciendo saber la respuesta, Heeseung simplemente los escuchaba. —Con ustedes, una presentación especial... Sim Jaeyun.

Ambas telas se separaron a la par mientras la suave melodía de un piano comenzaba a resonar por todo el lugar. Ganándose la atención de todos rápidamente, sobre todo la de una persona en especial.

save me a seat | heejakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora