La mansión Tangwai fue una casa bulliciosa y atareada el día del cumpleaños de Noeul. La señorita Mon llegó temprano para dirigir los preparativos y durante toda la mañana al menos dos docenas de empleados se afanaron por los alrededores mientras colocaban ramos de flores en los jarrones, colgaban las recién compradas cortinas, daban cera al piso, limpiaban el moblaje y ordenaban los alimentos que se habían de servir.
Para alejarse del ajetreo, Noeul se refugió en la biblioteca junto con Varain durante algunas horas. Varain se sentó en un taburete, con la cola enroscada alrededor de los pies, mirando por la ventana. Mientras que Noeul se sentó a leer un libro, aunque éste se le colaba en el cerebro sin dejarle el más leve rastro de significado. No había visto a Boss en todo el día y eso lo tenía inquieto. Sin él el mundo parecía haber perdido el color. La habitación estaba cálida e inmóvil, y tan sólo los ocasionales ruidos de los pisos inferiores irrumpian el silencio. Incluso Varain echaba de menos a su compañero de juegos.
Poco después del medio día apareció Nan, llevaba consigo una bandeja sobre la cual se veía una tetera, una taza, un generoso trozo de pastel de chocolate y un tenedor.—Buen día, Noeul —saludó ella mientras entraba en la habitación—. Te he traído una rebanada de pastel de chocolate.
Nan colocó la bandeja sobre la mesa baja que se hallaba a un lado del sofá. La rebanada de pastel se veía realmente apetecible, con fresas frescas, glaseado y trocitos de nuez.
—Se ve delicioso, ¿lo has hecho tú?
—Sí, no... quiero decir. Mi madre lo horneó, yo sólo ayudé a decorarlo —repuso Nan. Sus mejillas estaban completamente sonrosadas—. Ya que es tu cumpleaños, pensamos que te gustaría.
Noeul sonrió, alcanzó el tenedor y luego tomó un bocado del pastel. Un estallido de dulzor le inundó el paladar. Sabía infinitamente mejor de lo que se veía.
—Mmm, tan bueno —murmuró, relamiéndose los labios—. Gracias. Agradécele a tu mamá de mi parte también.
—Qué bueno que te haya gustado. Si gustas, hay más en la cocina.
—Estoy bien así, gracias —dijo él y se dispuso a tomar otro poco de pastel—. Por cierto, ¿has visto a Boss?
—Tuvo una reunión con P'Chane por la mañana y luego lo vi salir con Pepper, pero no sé a dónde —respondió Nan, vertiendo el té caliente en la taza para Noeul.
—¿Hace cuánto fue eso?
—Hace una hora, creo. No deben tardar en volver. ¿Quieres que le diga que lo estás buscando cuando regrese?
—No, no. No es necesario —dijo Noeul, bajó el tenedor y tomó la taza de té—. Gracias, Nan.
Nan se despidió y salió de la habitación. Noeul se llevó la taza a los labios, saboreando el agradable aroma de la infusión antes de dar el primer sorbo. Esperaba que Boss no tardara en volver... Bebió la taza de té y se sirvió otra. Un minuto después se abrió la puerta y entró Boss, extraordinariamente hermoso y sereno como siempre.
—Hola —saludó Boss con una sonrisa—. Antes que nada, feliz cumpleaños.
Al oír su voz, Varain saltó del taburete y corrió hacia el, enrédandose en sus piernas mientras maullaba su bienvenida. Al parecer no podía seguir fingiendo que Boss no le agradaba.
—Gracias —respondió Noeul, inclinándose para dejar la taza en la bandeja. La tensión en su interior comenzó a derretirse—. ¿Dónde te habías metido?
—Fui a hacer algo aburrídisimo —dijo Boss, arrastrando el banco más cerca. Se sentó y alzó a Varain para sentarlo en su regazo, acariciando su cuello sedoso—. ¿Pastel de cumpleaños?
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DECANTING [BossNoeul]
RandomUn guardaespaldas que odia a los seres humanos holgazanes e irresponsables conoce a un terco, caprichoso y atormentado chico. Aunque al principio intenta mantener una cercanía estrictamente profesional, poco a poco se da cuenta de la naturaleza frág...