Episodio 9

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Tomó el sable de Taehyung y, con cuidado, lo ocultó en la parte trasera de su cinturón. Ajustó su túnica y se aseguró de que no quedara ningún rastro visible del arma. Una sensación de inquietud lo invadió mientras soltaba un suspiro pesado, como si llevara sobre sus hombros una carga difícil de soportar.

Sus manos se encontraban temblorosas y sudorosas. Trató de secarlas frotándolas contra la tela de su pantalón, pero la sensación pegajosa persistía, aumentando su incomodidad. Aunque intentara controlar sus nervios, la ansiedad lo atrapaba.

Al llegar a la entrada de la nave, se encontró con una escena que, a su parecer, era demasiado surrealista: Jungkook esposaba a Yoongi mientras charlaban con tranquilidad. El aire se volvió tenso y el protocolo amenazaba con nublar su juicio, pero una voz interior le susurraba en su corazón, instándolo a desafiar las normas establecidas.

Necesitaba una señal.

Miró a Jungkook, quien le devolvió una pequeña inclinación de cabeza, y presionó el botón verde que reposaba en la pared. La compuerta de salida se abrió en silencio y la luz del exterior se filtró a través de la abertura, expandiéndose hasta inundar el espacio. Una mezcla de gritos y aplausos resonó en el ambiente.

La plataforma de aterrizaje se encontraba abarrotada de un gran número de padawan, caballeros y maestros Jedi. Jimin sintió un nudo en el estómago, pero contuvo las náuseas. Sus pies comenzaron a moverse de forma automática mientras descendía. Cada paso le resultaba más doloroso que el anterior, pero siguió adelante, resistiendo el tormento.

Se sintió atrapado en una red de engaños. El miedo lo invadió, era consciente de que si alguien descubría su gran mentira, las consecuencias serían severas. Su mirada escudriñó aquel tumulto, en busca de algún rostro conocido que pudiera brindarle consuelo.

Sin embargo, no lo encontró.

Nada.

La desesperación comenzó a apoderarse de él, hasta que divisó a lo lejos a su amiga. Ella permanecía de pie, con los brazos cruzados, y su piel anaranjada resplandecía bajo la luz del crepúsculo. Jimin la miró casi suplicante, esperando encontrar ayuda en su mirada. Fue entonces cuando le devolvió la mirada y, con movimientos sutiles de labios, pronunció una simple palabra: "Jardines".

Agradeció a La Galaxia el don de la comunicación telepática que compartía con Jihyo. Los años de conocerse y compartir experiencias no habían sido en vano. Sabía que ella era lo suficiente perspicaz como para percibir que algo malo estaba sucediendo.

De reojo, observó a Yoongi. Su cabeza estaba inclinada hacia abajo, sus brazos esposados detrás de su espalda, y Jungkook lo mantenía sujeto por el hombro. Los labios de Yoongi estaban tensos, formando una línea apretada, como si estuviera reprimiendo cualquier indicio que pudiera delatarlos.

—¡PERO QUÉ GRAN EQUIPO! —Exclamó Whee In, una joven Jedi, mientras levantaba los brazos en señal de celebración. Jimin sintió que su corazón amenazaba con salirse de su pecho.

"Estoy jodido", pensó para sí mismo.

—¡Guau, ustedes son increíbles! —Se escuchó otra voz en la distancia.

—Son el dúo dinámico. —Se unió otra voz a las expresiones anteriores.

Los gritos de alegría y las palabras de agradecimiento resonaron por todo el lugar. Jimin siempre había imaginado que un momento como este sería lo mejor que le podría suceder en la vida, pero en cambio, se estaba convirtiendo en una auténtica pesadilla. Toda la situación parecía más un infierno que un sueño hecho realidad.

—Nunca me imaginé que una misión tan sencilla daría lugar a este tipo de resultados —rió Gong JiChul con simpatía mientras se abría paso entre la multitud—. Ustedes nunca dejan de sorprenderme —Jimin lo miró e intentó mostrar la sonrisa más falsa que pudo.

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