Narra Andrew
Devia admitirlo, esos ojos me dejaron sin voz, si no fueran un par de ojos, robaría esas joyas de la joyería más grande del mundo y valdría la pena para su colección. La persona que había interrumpido mi agradable soledad, no era mas que una joven rubia, portaba uno de esos vestidos cortos, con tiras de hilos sueltos, no sabia que era, ¿Algún trapeador andante?, no sabia que aparentaba, lo único que la salva eran sus ojos en ese atuendo tan ridículo.
-Y me regalas un poco de fuego o tendré que volver a ese aburrido lugar – señala la entrada del balcón.
Andrew salió de su modo juzgón, para volver su atención a la presencia de la joven, rodando los ojos, saco de su bolsillo un encendedor para encenderlo y acercarlo a la joven, la joven rubia no perdió el tiempo, inhala para ingerir el humo y después soltarlo con lentitud, terminando con ubicar su mirada en Andrew.
-¿Tú también escapaste de la fiesta o solo tomas aire? – vuelve a inhalar su cigarrillo.
- Tsk... solo acompaño a una amiga – tiro la colilla de su cigarrillo – pero se fue cuando llegaste.
- Debo suponer que hablas de la soledad – enarca una ceja – ¿Es quien se fue cuando llegue? – suelta una carcajada.
-Exactamente, por un momento pensé que tendríamos una noche apasionada, pero se arruino – menciono sarcástico.
- Vaya, lamento haberle arruinado su cita – rueda los ojos – seguro era una belleza.
- No solo era bella, era sexy, lo opuesto a esa cosa – sonrío entre dientes señalando el vestido de la rubia.
- Oh ahora nos insultamos – termina su cigarrillo.
- Eso depende, si no te duele – acerco mi rostro al de la rubia.
- No soy de insultar, pero veo que la naturaleza ya lo hizo – me mira retadora.
- Oh, eres ruda, ¿no? – tomo un mechón de su melena – mucho para una boquita tan pequeña.
- Solo respondona – toca mi barbilla con seducción – ¿Entonces la soledad, es tu única amiga?
- Si, es la única que me da paz – me retranco del balcón – no me digas que te gusta esa porquería – noto la copa en la mano libre de la rubia.
- No, es asquerosa, pero es lo único que hay, por eso el cigarrillo – menea los hombros restándole importancia – veo que no soy la única.
- Solo estoy aquí porque conozco a la anfitriona, nada especial – me encojo en hombros – ¿y tu?
- Solo vine con una amiga, no me llevo con la nieta de la anfitriona, así que evito topármela mientras pueda y comer lo que ofrecen.
- ¿Hablas de Gloria? – enarco una ceja –(vaya que sorpresa).
- La misma, ¿Es tu amiga acaso?, si es así me tendré que ir de aquí.
- Solo la conozco desde la infancia, como tener una hermana costrosa – miro por la ventana, notando a gloria buscándome con la mirada.
- Oh entonces cuidare mi boca para hablar de ella – finge sorpresa.
- Nah, no me interesa en realidad – ruedo los ojos – no soy su nana para cuidar de ella.
-Vaya, y puedo saber el nombre de tan apuesto caballero – toma un trago haciendo una mueca.
- Soy mas un cuervo que un caballero – sonrío ladino – no te hagas ilusiones con eso.
- ¿Entonces no tienes nombre? O te tengo que poner uno – lo mira de arriba abajo.
Andrew solo la miraba fijamente, se limitó a sonreír divertido, le caía bien la forma de hablar de la joven rubia, sabia que eran fastidiosas, pero a veces dan gracia.
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LA MIRADA DEL CUERVO
Random"Las miradas hablan, cuentan el alma de su portador, desbordando las amociones que emanande su ser... Per no la de él, su alma esta encerrada, atratapada en su propio infierno. Su mirada habla del vacio, los secretos, los misterios, pero sobre todo...