LA MIRADA DEL CUERVO

Capitulo 1 - Casa recompensas

Las grandes zancadas y el aliento frio raspando por su garganta, la sensación de sentirse como una presa causaba el enfoque del resumen de su vida asta la actualidad, dio la vuelta en la tienda de suministros, sus pasos no cesaban, mirando tras su espalda lanzo el bolso en su mano a su depredador, con la esperanza de que le dejara en paz.

-¡Tómalo, no lo volveré a hacer­! – retoma su camino lejos del sujeto que le pisaba los talones.

Sin embargo, la figura que le persigue sin rendirse, toma el bolso y siguió su camino tras el asustado bastardo, estudio la dirección en la que el ladrón se dirige, doblo camino desapareciendo de vista.

El ladrón seguía corriendo esperanzado de perder a la sombra, bajo la velocidad al no sentir a nadie tras de él. Cansado y con el aliento quemando su garganta se escabullo en un callejón detrás de unos botes de basura, presionando su pecho y el sudor bajando por su espalda, agradeciendo a quien le escuchara en el cielo.

-Por dios, seguro lo perdí – asomo su rostro a la entrada del callejón notando a los civiles pasar, aliviado por su seguridad se relajo volviendo a su posición detrás del bote de basura – que imbécil, no me encontrara.

- Sigue pensando eso – habla a su lado.

- ¡Ah! ¡Mierda... - trato de levantarse, pero el escalofriante sujeto le sujeto del cuello haciéndole caer de cara para posicionarse sobre él, pataleaba para liberarse - ¡suéltame, No eres oficial, ¡estás haciendo mucho drama por un puto bolso!

El sujeto no se inmuto, propino al ladrón un golpe en el rostro, cortando su mejilla, debido a que en los nudillos de el sujeto eran forrados por un puño de acero.

-¡ahg! Eso es un golpe sucio, estoy desarmado amigo – se queja, su contrincante le toma de la melena para acércalo a su rostro - ¿Qué, me vas a matar? ¿Qué ganarías con eso?

-Yo no me ensucio las manos con poca cosa como tú, solo me encargo de limpiar un poco las calles – le da otro golpe, rompiendo el labio del ladrón.

- Y porque molestas con un simple ladrón, habiendo peores que yo – le escupe, gran error, el sujeto solo soltó una pequeña risotada, limpio la saliva con su mano para después golpearle el estómago.

- no te hagas el valiente, no conoces de lo que soy capaz – toma del cuello al ladrón para estamparlo con fuerza contra la pared.

- ¡ah carajo! ¡¿Quién te crees?! – escupe con ira.

- siéndote sincero, ni yo lo sé – termino por darle otro golpe, dejándole caer de golpe al suelo – espero que no se te ocurra atacar a los ancianos, ya es suficiente con que los hijos le quitan, ¿no lo crees?

- ¿A que... te refieres? – molesto escupe un poco de sangre de su boca – Solo fueron unos estúpidos ancianos que...

El sujeto termino por patearle el estómago, y parte de su costilla izquierda.

-Deberías saberlo, ¿no crees? Después de todo son tus padres – sonríe victorioso.

El ladrón abrió los ojos de golpe, a pesar del dolor sentía un frío escalofrió en su espalda ante la confesión de su atacante, entre su falta de aire por el golpe pedía una explicación por tener esa información.

-Que triste es ver que tienes padres tan bondadosos y ellos tengan una lacra de hijo – suspira cansado – más te vale confesar tus fechorías, porque creo que es mejor para ellos que pierdan a un hijo a que se enteren de la deshonra de tener a un bastardo como tu.

-¿Quién te hablo de eso?, debió ser mi hermana, ¿no es así? – entre quejidos se inca en el suelo – cuando la vea la voy a...

- Que equivocado estas – lo empuja con su pierna para dejarlo otra vez en el suelo – ya me aburriste, solo te he advertido, o hablas o tus padres pueden visitarte en la tumba, toma la segunda opción así no tendré que hacer dos viajes.