Capitulo 9 - Ojos Negociantes

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Narra Marco

El frio de la noche calaba los huesos, no pasando de las doce de la noche ninguna alma vagaba por las calles de Bronx, las únicas luces que iluminaban eran del edificio departamental para después perderse por la oscuridad del estacionamiento, la delgada mano de mi costado temblaba cuando le hacía salir del auto, ante sus quejas y objeciones no le solté en ningún momento, a zancadas subimos las escaleras para ver el 359-D de la puerta.

Las llaves en mi mano timbraban ante el intento de entrar en la cerradura, Thomas no dejaba de forcejar de mi agarre en un intento inútil de librarse, con la suerte de abrir la puerta del departamento adentro a Thomas al departamento tropezando en el pasillo.

-¡Eres un puto animal! – Escupe hastiado, pero retrocede al momento que coloco es pestillo - ¿Qué haces?

- Fueron cuatro años Tommy, sabes lo que hago – lanzo la chaqueta al suelo, para continuar con la polera.

- Debí suponerlo, el traerme aquí solo para coger – se posa tras el sillón – Marco déjate de juegos y deja que me vaya.

- Lo deseas – rodeo el sillón por un lado mientras el escapa, por el contrario – lo sentí cuando te vi.

- ¿Te convertiste en detector de lívido? – escapa a la cocina rodeando la isla – deja estas tonterías y abre la puerta.

- Claro, pero la de mi habitación – trepo sobre la isla alcanzando su suéter, tirando de la prenda lo derribo al suelo, y posicionarme sobre él.

- ¡Marco, bájate! – me lanza un golpe a la cara, vago intento, puesto que sus manos las aprisiono sobre su cabeza, recuerdo tenerlo así hace cuatro años, implorando que no me detuviera.

-Oblígame – atrapo sus labios, en un intento de libarse intenta morderme nuevamente, predecible, después de cuatro años siempre intenta recurrir a los mismos méritos – muy lento.

- Déjate de juegos, no soy tu puta personal – golpea mi estomago haciendo que floje mi agarre, en cuanto trata de salir de mi prisión, lo sujeto del pie, haciéndole caer de cara.

- Por favor Tommy, hacíamos esto siempre – subo sobre él, siendo mi cuerpo su impedimento para escapar, soy más grande que el después de todo - ¿Ya olvidaste mis besos, mis caricias, mi polla?

Bajo la mano a su trasero, hurgando sobre esas esferas perfectas, todo este tiempo me hicieron tanta falta ningún video de internet me hizo quitarme las ganas de volver a cogerlo, rio para mis adentros ante sus acciones de empujarme.

-¿Por qué tratas de huir? tu amas esto – bajo hurgando en su cuello, esa colonia que siempre usa me embriaga, empezaba a ser un recordatorio bajo si no volvía – sabes que quieres, tu cuerpo lo grita.

El aroma es un detonante a mi memoria, los recuerdos de tenerlo cada noche parecían solo un sueño estando lejos, pero ahora podría saciar mi deseo, subo mi mano de su trasero a su cadera, malicioso hurgo bajo su camisa frotando su piel, el que su cuerpo tiemble solo hace que me prenda más.

-Vamos a la cama...

- ¡Ja! No tengo ganas sabes – menciona ignorante, ruedo los ojos, con fuerza lo volteo quedando frente a frente, me mira con el ceño fruncido a pesar de sus nervios de tenerme sobre él.

- ¿Estás seguro? – tomo su mandíbula para que me mire a los ojos – mírame a los ojos y dime... que en verdad no quieres esto y te dejare ir... - cubro su boca antes de que hable, lo aceptara pero no quiero esta noche acabe en nada – pero no volverás a verme, no volveré a tocarte... y no volveré a besarte, tú decides.

Quito la mano de su boca sin apartar la vista de sus ojos ámbar, una batalla de miradas se desata entre los dos, su aroma solo altera mi entrepierna y hace mi boca salivar, algo esconde y lo trata de esconder muy bien, pero por más tiempo que haya estado lejos de él, no cambia el hecho de que algo trata de esconder y yo estoy implicado en su idea de alejarse de mí.

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⏰ Última actualización: May 19, 2024 ⏰

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