Capitulo 5 - Mucho Cacareo

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Dentro del auto, Andrew junto a Dona se dirigían a la mansión McGorie, bajo los regaños y advertencias de su acompañante golpeaba el volante con su pulgar tratando de no rodar los ojos o recibiría un jalón de orejas por parte de Dona.

-No se te ocurra dejar sola a Gloria, no hullas como un cobarde, la forma en que le hablaste no fue muy linda – arregla su maquillaje – vas a hablarle bien y hacerle cumplidos.

- Dona solo voy a disculparme, no voy a una cita – llega a la mansión – por cierto ¿Porque tenientes que venir?

- Para asegurarme de que te comportes... y por qué Mina me invito al pasar la tarde – termina de arreglarse, después aprieta su brazo con fuerza.

- Dona...

- Ya te lo dije, no iré al médico, estoy bien, solo es la edad – soba su brazo – No me mires así, sabes que es la edad.

- Solo quiero que estes bien Dona – besa la mano de la mujer – me muero si te pierdo.

- Ese es el mismo miedo que tengo Andrew, pero la muerte es inevitable – acaricia la mano del joven – por eso te pido que unas tu vida con alguien, me duele ver que tu miedo al amor te haga infeliz – toma la barbilla de Andrew – no evites mas el tema hijo, tienes que olvidar el pasado y afrontar el futuro.

Andrew evita la mirada compasiva de Dona, no le gustaba que lo mirara así, le hacía sentirse pequeño, inútil... incapaz de hacer las cosas bien.

-Mina está esperando en la entrada, vamos – sale del auto con rapidez, con el suspiro cansado de Dona tras su espalda.

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-Lamento el drama que causo mi nieta con tu novia, Andrew – bebe de su taza de té.

- No es su novia – responde Gloria con los brazos cruzados.

- Callada niña – regaña su abuela.

Andrew podría explotar a carcajadas por el aspecto de Gloria, pero Dona pisaba su pie con la advertencia de recibir un golpe con su zapato llegando a casa, era vieja, pero era una mujer letal.

-En efecto, Gloria tiene razón – baja la taza a la mesa del centro – Shara no es mi novia, solo tuvimos un encuentro casual, y una cosa llevo a la otra, hasta que nos vimos interrumpidos por Gloria.

- ¡De todas las de la fiesta! – se pone de pie – ¿Porque con ella?!

- Gloria, siéntate y cállate – la sienta de golpe.

- pero abuela, ella es...

- ¡Cállate! – riñe con molestia – perdona el drama Andrew.

- No tiene por qué Sra. Mina, sé que Gloria siempre es así – toma una galleta – vaya que delicia, ¿las hizo usted?

- ¡Las hice para ti! ¡Ay! – recibe un golpe de su abuela.

- Las hizo una de nuestras empleadas, una adorable chica ¡Sofia! – llama a alguien.

- Si como no – murmura Gloria entre dientes.

En eso unos pasos apresurados, llegan corriendo a la sala, dejando ver a una dulce joven con uniforme rosa, y zapatos planos, con melena oscura, hecha una trenza que seguro le llegaba a la cintura.

-Me llamo Sra. McGorie – limpia sus manos con el delantal.

- Si linda, puedes traer más de tus deliciosas galletas y más té – al joven Andrew le fascinaron.

LA MIRADA DEL CUERVODonde viven las historias. Descúbrelo ahora