Capítulo 8

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"No podemos dejar que las percepciones limitadas de los demás terminen definiéndonos" - Virginia Satir.

El móvil sonó un par de veces mientras estaba en la ducha.

—¿Vienes a desayunar?

—Ahora bajo.

Mi prima recogió sus cosas de la playa y salió de la habitación.

Cogí el teléfono de la mesita. Tenía varios mensajes de Irene.

📲 Irene: No me mates.

📲 Irene: Recuerda q soy tu mejor amiga.

📲 Irene: TQ bs

Ay dios Irene, qué has hecho.

Un nuevo mensaje.

📲 Número desconocido: Buenos días pelirroja

Tiré el móvil en la cama. No, no, no. Esto no podía estar pasando. Irene de verdad que estás muerta. Este tío tenía todas las posibles red flags para ser un psicópata. ¿Quién da el teléfono de su amiga a un psicópata? Pues sí, mi amiga Irene había pensado que era una buena idea, así era ella.

El móvil volvió a sonar.

📲 Número desconocido: Te fuiste sin despedirte

Pensé en no contestar. Al menos durante una milésima de segundo.

📲 Pelirroja: ¿Y qué?

📲 Número desconocido: Las chicas con las que estoy no se van hasta que yo se lo pido

Engreído. Payaso. Ridículo. Todo lo que se me venía a la cabeza se quedaba corto para describir a este idiota.

📲 Pelirroja: Pues yo tenía mejores sitios en los que estar

📲 Número desconocido: Lo dudo

¿Pero quién se había creído?

📲 Pelirroja: Me dejaste una marca en el cuello

📲 Número desconocido: Me alegro 😊

Aquel idiota me sacaba de quicio.

📲 Pelirroja: Eres un imbécil

📲 Número desconocido: Y a ti te encanta

Aag. No lo soportaba. Cerré el WhatsApp y bloqueé la pantalla del teléfono.

—¡Adri bajas o qué! Nos están esperando.

—¡Voy!

Claro que voy. Ya lo creo. Tengo que matar a Irene.

Cogí la ropa de encima de la cama y volví al baño a terminar de vestirme. Me recogí el pelo en un moño alto pero allí estaba la marca de mi cuello recordándome lo tonta que era. Genial. Intenté disimularla con corrector y opté por dos trenzas bajas. Al menos así se vería menos.

🖤🖤🖤

Eran cerca de las 12 cuando llegamos a la cafetería. Irene nos saludó desde la terraza. Había cogido una mesa con vistas al paseo y la playa. Me acerqué hasta la mesa y me crucé de brazos mirándola fijamente. No hizo falta que dijera nada.

—Te prometo que intenté resistirme pero ese chico sabe ser muy persuasivo.

—¿De qué habláis?

—Irene le dió mi teléfono al psicópata de Mario.

Mi prima abrió los ojos como platos sentándose a la mesa.

—¿Y te ha escrito mensajes subidos de tono?

—¡Nooo! ¿Qué?

—No sé, como has estado soñando con él y te has levantado tan excitada...

Mi cara se encendió como un tomate.

—Espera ¿Has soñado con él? Yo le di tu número esta mañana.

Irene se inclinó sobre la mesa ávida de cotilleos.

—No, claro que no, para.- intenté apartarla con la mano.

—Enana te olvidas que duermo en la misma habitación que tú. Hablabas en sueños.

Me puse aún más colorada y me encogí en la silla tapándome el rostro con las manos.

—Osea que sí has soñado con él.— Irene estaba feliz con todo aquello, en su salsa. —¿Cómo era?

—Una maldita pesadilla, igual que esta encerrona que mi prima y mi mejor amiga me están haciendo.

Sonreí amargamente.

—No seas monja. El tío está bueno. Le gustas y él te gusta a tí. ¿Cuál es el problema?

Miré a mi prima, y luego a Irene qué sonreía esperando mi respuesta.

—Ah pues no sé. Tal vez que es un capullo que se la pasa fumando y cree que todas las tías babean por él. O que tiene una amiga loca que pateó la cara a Carlos. No sé. Dejadme que lo piense.— contesté con ironía.

—Vale, relaja.— mi prima dió un sorbo al zumo que acaban de traernos. —Tampoco te hemos dicho que te cases con él.

—Vamos Adri, ni siquiera lo conoces para juzgarlo así. Y él no tiene culpa de que a su amiga se le fuera la pinza esa noche. También es amigo de Fran y él es un encanto.

Irene puso ojitos al nombrar a Fran y no pude evitar reírme.

—Eres una payasa.

—Ya, bueno, pero me quieres ¿entonces qué?

Suspiré.

—Está bien.

—¿Está bien?

—¿Vas a darle una oportunidad?— preguntó mi prima.

—Voy a intentar no juzgarle, de momento.

—Bien.— Irene se levantó de un salto dejando un billete sobre la mesa para pagar la cuenta. —Me alegra que tengas esa actitud porque hemos quedado con ellos en la playa.

 —Me alegra que tengas esa actitud porque hemos quedado con ellos en la playa

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Amor y otras drogas - ADRENALINA [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora