Al día siguiente Maríanne y yo comenzamos temprano las labores en el bar, mientras en segundo plano repasaba los acontecimientos de la noche anterior. Yo estaba muy conforme por como se habían desarrollado las cosas en la fiesta de cumpleaños de Giuseppina. Ahora que Marcelo y yo nos habíamos encontrado, podría poner en marcha mi plan. Después de conocernos en persona, era cuestión de tiempo para que poco a poco nos volviéramos más íntimos.
Estaba pensando en ello cuando el hermano de Alessio, el padre de Chicca, llegó al bar, era un tipo delgado y larguirucho, que aún se aferraba a la actitud del galán que fue cuando era joven, su estilo de vestir me recordaba mucho a los protagonistas masculinos de la serie Candy Candy, con esas gabardinas a cuadros y el cuello alzado.
—«Buongiorno» (Buenos días). —saludó guiñándome un ojo. -un doppio por favor.
—Buongiorno, Nicasio —respondí y me puse manos a la obra para hacerle su café doble.
—¿Cafeína doble para el día de hoy? —preguntó mi hermana animada.
—Si, como sabes, últimamente tengo mucho trabajo con todo esto de impedir que nos vendan al mejor postor.
—Tranquilo Nicasio, todo saldrá bien,
—Eso espero, porque se me agotan las ideas.En casa de mi hermana, yo había visto fotos de ambos hermanos cuando estaban más jóvenes, ahora Nicasio no era ni la sombra de lo guapo que había sido en ese entonces, porque cuando estaba en sus treintas, Nicasio había sufrido un aparatoso accidente que le destruyó gran parte del cuerpo y la cara, por un momento pensaron que no sobreviviría, pero después de varias operaciones lograron restaurarlo casi a cómo era antes.
Sin embargo, para cuando se había recuperado, ya se había generado un cambio en él. Ya no era ese hombre enamoradizo que solo quería divertirse y pasarla bien. Ese accidente que casi le había quitado la vida, lo había encarado con la realidad de que el tiempo es un bien invaluable y lo habia inspirado a incursionar en tantos proyectos como le fuera posible, tratando de aprovechar esa nueva oportunidad que se le había concedido, cumpliendo cada uno de sus sueños, incluyendo el que actualmente se proponía: convertirse en el nuevo Sindaco del paese. Cosa esta la cual por supuesto, había disgustado al actual Sindaco con la familia Leoni, orillándolo a aliarse con El Arquitecto para conservar su poder.
Ahora el pueblo estaba dividido, entre los que aún tenían fe de que todo volviera a ser como antes gracias a los esfuerzos de la familia Leoni y sus aliados; y aquellos que daban todo por perdido y estaban resignados a aliarse con el enemigo. Lo único cierto, era que todos estaban a la expectativa de quién sería al final el gran vencedor.
—Alessio y yo tendremos una reunión para ver si podemos limar un poco de asperezas con el Sindaco y El Arquitecto.
—Es que es una locura esto que están intentando hacer esos dos, El arquitecto siempre ha sido un hombre con ideas demasiado extremas, lo peor es ver al Sindaco fomentando sus locuras.
—Lo sé, por eso aún contamos con el apoyo de algunas personas, hoy expondré algunos nuevos proyectos, pero si no se logra nada al menos creo que puedo conseguirnos un poco más de tiempo.
—«¡In bocca al Lupo!» (Buena suerte!).
—Gracias Maríanne.Como cada mañana a las ocho y media, los Cacciatori atravesaron la puerta de cristal del Mamamia. Una vez que llegaban, todo se desenvolvía cómo en un ritual minuciosamente aprendido, cuatro o cinco cafés ristretos, sin azúcar y con un vaso de agua mineral.
—Señor presidente del consejo. —Saludó el rubio a Nicasio.
—Jóvenes Cacciatori. —devolvió la pleitesía. Su actitud despreocupada y risueña se había esfumado.
—¿Se toma un café con nosotros?—Muy amable de tu parte, pero ya lo he tomado. Por ahora me retiro, los dejo en buenas manos. –dijo señalándonos a mí y a Maríanne, para luego salir del establecimiento.Aquella pequeña interacción fue parte de una formalidad no escrita; ambos bandos sabían lo que estaba en juego, ellos lo sabían, nosotros lo sabíamos y el pueblo también, pero todos los involucrados se relacionaban como si hubiese una especie de tregua, en la cual Los Cacciatori se paseaban por el lugar respetando los límites de un territorio que aún estaba fuera de sus manos y los Leoni los dejaban disfrutar de su hospitalidad.
Los Cacciatori prestaron entonces su atención en nosotras. Aún no superaba su presencia, eran realmente atractivos, de una belleza de un carácter diferente que aún no sabía cómo explicar y eso hacía que cada vez más me obsesionara con ello. Quería tomarles una foto, para mostrársela a Bee, cosa que intenté varias veces, pero no se podía, ya fuera porque había muchos clientes a los que atender o ellos no se quedaban quietos o quién sabe que más.
Me sentía super tímida en su presencia, a diferencia de mi hermana, ella era todo lo contrario, pronto se hizo amiga del muchacho rubio, ya que ambos eran igual de sociables y además él hablaba algo de español, este se presentó como Renzo y en efecto era el líder del grupo. El rubio fue como siempre a pagar los cafés y mi hermana lo atendió en la caja. Cuando sacó el dinero de su billetera hizo una mueca de dolor.
—¿Qué te pasó? —le preguntó mi hermana a Renzo, señalando la cinta blanca que le vendaba la mano derecha. El muchacho se miró con el ceño fruncido.
—Me picó una araña o algo así.
—¿Una araña? Seguro fue una araña violinista.
—¿Una que? ¿Me estás jodiendo? -dijo él creyendo que le estaba gastando una broma.
—No, —mi hermana rió.— en verdad así se llama —dijo refiriéndose al pequeño insecto.— si es así, entonces usar un antibiótico te ayudará, a mi suegro también le pasó lo mismo.
—Ok, de acuerdo, supongo que si no funciona, es porque seguro en lugar de una araña violinista era baterista. —respondió aún desconfiado, mi hermana no pudo evitar reír.Los demás estaban bromeando entre ellos mientras yo preparaba el café, cuando sentí la necesidad de girarme. Al hacerlo aquel muchacho de pelo oscuro y ojos azules, del cual aún no sabía su nombre me observaba, con una mirada intensa oscura y pasional. Yo me volví y fingí no darme cuenta, pero mi corazón se disparó, otra vez algo dentro de mí estaba despertando, el calor subió por el interior de mis piernas hasta concentrarse en un lugar muy íntimo de mi femineidad, respiré a conciencia tratando de disipar aquel bochorno y seguí mi labor.
Renzo volvió con los demás cacciatori, entre ellos hablaban un dialecto diferente, pero era popular de su ciudad, mientras esperaban por su café murmuraban entre ellos, confiados me señalaban y hacían comentarios.
Maríanne se acercó a la barra disimuladamente y les empezó a prestar atención. A pesar de que mi hermana también era extranjera, tenía viviendo en Italia lo suficiente para haber aprendido una que otra cosa de los dialectos. Mientras yo terminaba de servir el café ella se acercó a ellos con una sonrisa complacida.
—¡Oh!, Me alegra saber eso. —se dirigió al grupo. —¿Disculpa? —preguntó uno de pelo rizado que parecía ser el de mayor edad del grupo.
—Entendí lo que dijeron —presumió ella y pude ver cómo sus caras se pusieron pálidas. El chico de ojos azules, luego de pálido se puso rojo y salió disparado del local.
—¡No, Tori, espera! —dijo el que tenía el pelo castaño claro, aquel era el que lucía más joven de Los Cacciatori.
—Vittore, es un poco tímido —«Vittore» su nombre era Vittore, repetí en mi cabeza tratando de grabarlo a fuego en mi mente.Renzo fue tras él y lo trajo de vuelta.Cuando regresaron, el chico de pelo oscuro, no cabía en su piel de la vergüenza. Renzo lo puso frente a mí, mientras yo los veía desde el otro lado de la barra aún confundida.
—No dijimos nada malo, —explicó el rubio, los demás corroboraron— y tú no tienes nada de que avergonzarte, solo dijiste que la chica está muy hermosa... Más hermosa que nunca —corrigió.
—Eres bellísima —pronunció entre dientes, diciendo aquello en mi idioma y entonces yo fui la que se sonrojó. Vittore Cacciatori, además de ser un tipo sexy y misterioso, también era adorable.Luego de eso, justo al llegar las nueve de la mañana, se retiraron como cenicientas encantadas al llegar las doce. Como siempre me quedé suspirando; desde ese momento mariposas empezaron a aletear en mi estómago, no sabía por qué sentía que algo maravilloso acababa de pasar.
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Nota del autor:
¡Hola gente bonita!
Quise hacer honor al título del capítulo, así que como su nombre lo indica este será doble.
Estos son de los capítulos que tengo entre mis favoritos y de las partes que más me inspiraron a escribir esta historia. Hay cosas que cuando suceden crees que estás experimentando en carne propia la ficción.
Por ahora les dejo a continuación la segunda parte de Doppio.
o((*^▽^*))o
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Il bel caffè
RomanceElena es una joven de veinticuatro años, que está decidida a perder su virginidad de una vez por todas, por razones personales se muda a italia y empieza a trabajar en el bar cafe de su hermana. Elena nunca se imaginaría que allí en aquel pueblito...