Efectivamente Hongjoong se vio completamente asediado por Wooyoung. No importaba lo que Hongjoong hiciera; no importaba donde Hongjoong iba, Wooyoung estaba ahí, en la periferia, escondido en un rincón, persiguiendo a Hongjoong como un leopardo a su presa; observando a Hongjoong como si fuese un halcón.
Había tratado de disuadir a Wooyoung con indirectas; chistes; y también abiertamente que lo dejara solo, que le diera el espacio personal que Hongjoong atesora fervientemente. Pero Wooyoung no cedía ni un solo centímetro.
No era que a Hongjoong le molestara que Wooyoung orbitara a su alrededor. Al contrario, disfrutaba cada segundo que Wooyoung le estaba regalando. Pero conforme este sentimiento envolvía sus sentidos como una manta cálida y cómoda que usas en un día muy frio, bajando sus defensas, haciendo cada vez más difícil mantener a Wooyoung a raya de sus verdaderos sentimientos por él.
Quería escalar la montanea más alta y gritar toda la frustración fuera de él, hasta destrozar sus cuerdas vocales.
Dios, necesitaba un respiro de la presencia hermosa de Wooyoung, o no se haría responsable de él mismo. De las cosas que diría, de las cosas que podría llegar a hacer. Sin importarle lo que Wooyoung pensase al respecto.
Y después el mismo cavaria un pozo profundo y se enterraría vivo. Porque dios no quiera que Hongjoong enfrentase las consecuencias después de eso.
Había salido casi ileso el fin de semana. Eso fue gracias a los chicos y al propio San que estaban en la casa, sin dejar que ambos estuviesen solos.
Pero obviamente no pudo librarse de las miradas insistentes de Wooyoung, incluso de San, pero este último le daba a Hongjoong su espacio seguro, sin abrumarlo. Completamente opuesto a la actitud de Wooyoung, que no perdía la ocasión en invadirlo, de tocarlo; un apretón de hombro; un roce de sus brazos; apretón en su rodilla; pequeños taps-taps de los dedos de Wooyoung sobre los nudillos de las manos de Hongjoong; o incluso rascar la piel del dorso de su mano; y si se ponía atrevido, pasaba las yemas de sus dedos por la frente de Hongjoong, recogiendo algunos mechones de pelo y colocándolos detrás de su oreja, sonriéndole dulcemente.
Wooyoung perseguía a Hongjoong como un tiburón que huele la sangre en el agua.
Y no se cansaba. No daba su brazo a torcer. No retrocedía. Y todo en Hongjoong se estaba empezando a desquebrajar.
Ahora mismo el más joven estaba en el estudio de Hongjoong. Hongjoong frente a su computadora, viendo la pantalla llena de cosas que en este momento no tenían sentido para él, mientras Wooyoung, a espaldas de su líder, estaba acostado en el pequeño y poco cómodo sofá con el celular en sus manos y viendo la pantalla que iluminaba las facciones tranquilas de su rostro.
Hongjoong no podía estar otro minuto a solas con Wooyoung, iba a volverse loco. Cerrando los ojos, para concentrarse mejor, apretando el borde del escritorio hasta que sus nudillos se hicieron blancos por el esfuerzo, se armó de valor para decirle a Wooyoung que se largue, que vuelva a casa, que descanse adecuadamente, y que deje a Hongjoong solo de una maldita vez.
Iba a utilizar su autoridad, o ser grosero si eso era necesario. Incluso iba a gritarle si tenía que hacerlo. O a recurrir a la carta de la culpa, para que Wooyoung se sintiera mal por dejar a los demás, sobre todo a San, solos, sin su agradable presencia.
No quería hacer nada de lo anterior. Pero estaba sumamente desesperado. Y a tiempos desesperados, medidas desesperadas.
_ No.
La voz tranquila de Wooyoung atravesó el zumbido de sus pensamientos, cubriendo su mente y empujándolo a la superficie de la realidad a su alrededor.
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Te amo, simplemente por existir
Romantizm"Ámame" pidió en un susurro destinado a no ser escuchado, sin embargo Wooyoung lo hizo, como si Hongjoong lo hubiera gritado a todo pulmón. "Lo hago, hyung. Te amo." Trabajo original. No copias, ni adaptaciones.