Brindis con helado

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Capitulo 12

Estoy en una total ataraxia.

Se me dificulta procesar que ahora estoy caminando junto a mis dos mejores amigos, a los cuales pensé que había perdido para siempre.

Creo, no, este es uno de los momentos más felices de mi vida.

Apenas salimos del bar Pretty drink, Rara dijo que nos quería llevar a un lugar especial, nosotros accedimos sin cuestionamientos.

Llevamos siguiéndolo durante treinta minutos. En el trayecto ninguno ha abierto la boca más que para respirar. No hemos dicho nada, porque sabemos que debemos tener una seria conversación, pero la queremos prolongar lo más posible.

Pero este no es uno de esos silencios incómodos. Sino uno de esos silencios, que por más extraños que parezcan, son cómodos.

Echaba de menos tener este tipo de silencio con ellos.

De repente, Rara se detiene en frente de una heladería. Da media vuelta, abre sus manos, y dice:

—¡Es aquí!

Al ver el lugar, una chispa en mi cerebro se enciende. Ahora lo entiendo todo.

—¡No te creo! ¿Cómo se te ocurrió traernos aquí?, —Pregunto, con mi ojos bien abiertos, observando sorprendida—, pensé que después de tantos años ya habría cerrado.

—Ayer en la tarde caminaba por la ciudad. De pura casualidad pase por aquí, y reconocí está heladería de inmediato. —Me contesta mirando el local con una sonrisa en su rostro—. Y me prometí que si algún día volvíamos a hacer amigos, los traería aquí. No tuve que esperar mucho tiempo para eso.

—Esta no es... ¡Si, si es! —Exclama Kamo, que recién caía en cuenta—. ¡Esta es la heladería donde nos reunimos los tres por primera vez!

Una nostalgia invade mi corazón. Aquí fue el inicio de una gran historia, de una gran amistad. Y como todas las grandes cosas en la vida, inicio con comida.

—Sin más preámbulo, dama y caballero, os invito a pasar —dice Rara, abriendo la puerta con una reverencia.

Kamo y yo entramos, conteniendo la risa, actuando como si fuéramos de la realeza, o unas distinguidas personas de negocios.

Mi cerebro se inunda de recuerdos al ver el local por dentro. Hace unos años, solíamos pasar muchas tardes en este lugar.

Ha cambiado mucho. Las paredes antes eran de un blanco marfil, las sillas y mesas eran de plástico color negro, y la decoración consistía en un gran helado con cara pintado en la pared principal. Ahora las paredes son de un rosa claro, las sillas son de metal pintadas de blanco, y las mesas de cristal. Las paredes tienes frases motivacionales relacionadas con helado, pintadas por todos lados.

Me enfoco en una que dice: "La vida es como un helado. ¡Disfrútala antes que se derrita!"

Digamos que el negocio ahora tiene más estilo.

Aunque todo cambio, la vibra sigue siendo la misma.

Aún recuerdo la primera vez que vinimos. Estábamos comenzando el año escolar, Rara estaba recién llegado de España, y en la escuela se burlaban de él por eso. Ese día fue el primero en el que Kamo y yo lo defendimos de los acosadores, me dieron una sanción porque golpee a un niño en la nariz, pero no me arrepiento, se lo merecía. Regresábamos los tres a nuestras casas, con el ánimo bajo, y vimos la heladería, así que decidimos endulzar un poco el día que fue tan amargo.

Ese día Rara se desahogo con nosotros sobre lo duro que fue para él mudarse de país. Lo escuchamos y lo consolamos con mucho helado. Luego de eso se hizo casi una tradición que al salir del colegio, los tres viniéramos aquí. Gracias a esta heladería fue que nos conocimos más a fondo. Creo que sin ella no seríamos tan cercanos.

¡Que se joda el amor!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora