—¿Mejor?
—Sí, muchas gracias.— Se sonrieron.
YeonJun había curado las heridas de BeomGyu. No eran tan graves, solo eran unos cuantos raspones, aunque eso no significaba que el pobre BeomGyu no soltaba alaridos de dolor en el proceso.
—¿Dónde estuviste todos estos meses?
—¿Perdón?
—Vine aquí todos los días. Incluso pasaba por aquel restaurante esperando encontrarte. Parecía que te habías desvanecido.— No hubo respuesta. —¿Es raro si admitiera que te extrañé?— BeomGyu se removió incómodo. Quizá había ido muy lejos con esto, YeonJun solo era un extraño con el que solo compartió un día.
—No, no lo es. Es decir, yo también te extrañé.— Admitió el contrario. —Simplemente me sentí cobarde e intenté no buscarte, me asustaba haberte incomodado.
—Para nada.
Incluso tenían la confianza de tutearse. ¿Qué era eso tan especial que tenía? Su conexión era única y hermosa, tanto que les asustaba.
Ya habían desperdiciado la oportunidad de vivir y compartir tiempo juntos, esta segunda por nada del mundo la dejarían pasar.
