Al regresar a su departamento, se encontró con YeonJun, quien tenía su frente apoyada en la puerta mientras desanimadamente golpeaba esta repetidas veces con sus nudillos, los cuales se vislumbraban rojos por la sangre tanto seca como fresca. Habían sido tantas veces en que la situación ya narrada se repetía que el barniz oscuro de la puerta ya se había despercudido en el sitio donde YeonJun solía golpear. BeomGyu deseaba haber conocido esto con anterioridad para hacer algo al respecto.
—YeonJun— exclamó en un susurro mientras se apresuraba a donde él se encontrada. Lentamente este se incorporó y sus miradas se reencontraron después de tanto tiempo. Sintieron que el aire les volvió al cuerpo y su corazón volvía a bombear correctamente.
Como si su vida dependiera de ello, BeomGyu se abalanzó contra el endeble cuerpo de su amigo, enterrando su cabeza en el hombro del contrario sollozando con fuerza y apretando el agarre en su espalda, no lo dejaría ir por nada del mundo una vez se permitió tenerlo de vuelta en sus brazos. Por otro lado, YeonJun se sentía en una ensoñación, y demoró en reaccionar ante la acciones de su amigo. Alzó su mano, acariciando sus cabellos rebeldes mientras le expresaba lo mucho que le había extrañado.