—¿Por qué te alejaste de mi? Por favor no lo vuelvas hacer
BeomGyu quedó helado ante esa pregunta. ¿Por qué se había alejado? Pensó la respuesta con cautela. Se acomodó mejor en la cama, apoyando su espalda contra la pared húmeda mientras contemplaba la belleza del contrario que se encontraba sentado en la esquina frente a él, también mirándole.
—No... no lo sé. Solo...— sus palabras eran vacilantes, inconsistentes— Tenía miedo. — admitió finalmente.
—Miedo de qué, Gyu. ¿Miedo de que te amo más de lo que se ama a un amigo? No me mientas BeomGyu, te conozco. Tienes miedo de ti, ¿no es así?
BeomGyu se estremeció en un quejido de dolor, dolor que venía desde su pecho. YeonJun tenía razón, se tenía miedo a sí mismo, tenía miedo del infinito amor que sentía por el contrario. El silencio reinó en el cuarto por un par de segundos que para ambos se sintió como si hubiesen sido años.
—Tienes razón, tengo miedo, y me he acobardado por ello. Yo... yo solo no quiero perderte por culpa de lo que siento. Por eso preferí alejarme.— Hizo una pausa mientras YeonJun le miraba con suma atención. —Es que no lo entiendes, estoy enfermo y no quiero empeorar, mucho menos contagiarte.
—El que no lo entiende eres tú, BeomGyu. ¡No estás enfermo! ¡Ni yo tampoco! Amar no es un delito, ni una enfermedad. Es algo que no puedes controlar, solo no te prives de sentirlo.