mudanza | chaipunk

8

Los primeros días de trabajo fueron algo complicados, había mucha gente por lo que se la pasaba moviéndose de lado a lado por el lugar. A veces tomaba pedidos en la caja y otras veces los llevaba a la mesa, los dueños del lugar estaban encantados con Pavitr, era lindo y amable, por lo que atraía clientes y además trabajaba muy bien, era un chico responsable. Poco a poco, varios clientes se hicieron regulares y un tiempo después, llegó un nuevo empleado al lugar.

—Soy Miles —se presentó el chico.

—Bienvenido Miles, soy Pavitr, no trabajo hace mucho tiempo pero voy a ayudarte, ¿Si? —dijo mientras acomodaba unas tazas. Si en algo era bueno y ágil el hindú, era preparando té, y solo le tomó unos días adecuarse a las demás recetas de bebidas del menú.

Le mostró los lockers, le dio el delantal que usaría y le explicó algunas cosas básicas para comenzar.

—Primero te mostraré como atiendo al cliente y luego lo harás tú —Miles asintió, se notaba algo nervioso pero a su vez preparado. Mientras llegaban clientes, Pavitr tomaba los pedidos como usualmente lo hacía y el chico nuevo lo miraba antes de que fuera su turno—. Ahora quédate ahí, lo estás haciendo bien, ya vuelvo. —Fue hasta la parte de atrás pero volvió cuando escucho que estaba pasando algo con el cliente—. Hobie, no lo molestes —pidió al ver quien estaba ahí. Se había sorprendido un poco al verlo, pero actuó normal.

—¿Cachorro? —dijo sonriente mientras Pavitr quien tomaba ahora el lugar de Miles en la caja, tenía sus mejillas algo sonrojadas—. ¿Trabajas aquí?

—Si, este es el lugar. —Mantenía su vista preparando la pantalla para tomar su pedido.

—Vendré más seguido entonces. —Hobie estaba realmente extraño ese día, y no es como que Pavitr tuviera quejas al respecto, si no que lo hacía avergonzarse y no quería sonrojarse como siempre. El más alto miró a Miles—No por ti, idiota.

Al parecer Hobie tenía prácticas con su banda, así que agarró su pedido y se fue. Estaban por terminar su turno cuando Miles se acercó.

—¿Es tu novio? —Pavitr se ahogó y comenzó a toser.

—¡No! —exclamó tal vez sonando un poco exagerado—. Quiero decir, somos solo amigos.

—Entonces le gustas. —De inmediato y por unos segundos el hindú dejó de hacer lo que estaba haciendo y miró al otro chico antes de seguir con lo que estaba haciendo.

—No, solo le gusta molestarme —dijo evitando mirarlo para ocultar su sonrojo.

—Pero te dice cachorro —Pavitr sentía su corazón como loco, no sabía si era por los nervios, la vergüenza, o qué—. Y digamos lo conozco un poco.

—Es solo- ¡aagh...! —se quejó mientras escondía su cabeza entre sus brazos apoyados sobre la mesada del lavadero.

Miles había demostrado que era muy fácil entrar en confianza con él, y tan solo ese tiempo que hablaron, se podría decir que tenían un futuro como amigos cercanos. Al parecer ya conocía a Hobie y por esa razón se había tomado el tiempo de molestarlo.

—Me estás torturando —declaró mientras se acomodaba y terminaba de secar unas taza.

—Te estás torturando solo —hizo una seña con la cabeza y cuando Pav giró hacia ese lado, pudo ver a Hobie apoyado en la puerta al parecer esperando— ¿Ves?

Dejó de responderle y simplemente secó sus manos antes de sacarse el delantal. De repente estaba nervioso, tal vez si le parecía un poco atractivo el chico, bueno, un poco mucho. Pero eso no quería decir que él también le gustara o que tenía que pasar algo más, simplemente aceptaba que le parecía lindo.

Prepararon todo para el día siguiente antes de salir de la tienda, Pavitr no entendía porqué Hobie estaba ahí y eso lo alteraba un poco. Antes de que pudiera preguntar algo, el más alto (que estaba apoyado en la pared) se reincorporó y lo miró.

—¿Vamos? —el chico hindú se quedó estático en su lugar sin entender—. Te voy a acompañar a casa, es tarde.

Pavitr le dio una mirada al otro chico antes de salir junto a Hobie, aunque aún negado ante la idea de gustarle. Eran cercanos pero solamente porque debían estudiar juntos, y nada más, ¿Verdad?