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Pavitr miraba a Hobie con sus ojos llenos de lágrimas mientras todos le cantaban el feliz cumpleaños y el más alto tocaba su guitarra. No solo su familia había celebrado su cumpleaños, si no también la única persona que consideraba su amigo en aquella escuela.

No sabía cómo se había enterado, ni como se le había ocurrido que era una buena idea, ni se pudo imaginar como pensó en él, pero no importaba en ese momento. No solo estaba Hobie allí, conoció a Gwen, Riri y Karl, los demás miembros de su banda.

Cuando los brazos del de piel negra lo rodearon, no pudo evitar comenzar a soltar lágrimas en su hombro una vez más mientras los demás los veían con una mezcla de ternura y algo de pena. Hobie les había comentado superficialmente la situación, sin entrar en mucho detalle por la privacidad del más bajo, así que entre todos consiguieron un pequeño pastel y unas velas.

Sabían que no era mucho, pero estaba bien, el menor de ellos lo estaba disfrutando y estaba más que contento con aquel regalo.

—¿Cómo te enteraste? —para ese momento, solo estaban ellos dos.

—¿Realmente quieres saber? —preguntó sabiendo que no le iba a gustar la respuesta y Pavitr ya se olía que era lo que estaba por venir—. Bien, tal vez le robé tus papeles de ingreso a Miguel. —El hindú lo miró sin poder creerlo y estaba a punto de decir algo cuando Hobie volvió a hablar—: ¡Los devolví! ¡Lo juro! —levantó sus manos y solo pudo sonreír al escuchar la suave risa del otro chico. Se quedaron en silencio unos segundos que para ellos fueron eternos, mirándose el uno al otro en completa armonía hasta que Pavitr se levantó de golpe.

—Debería volver a casa, le prometí a mi abuela que tomaría el té con ella —Hobie también se levantó de su silla y al final decidieron que lo acompañaría hasta su casa para que no volviera solo, aunque no era de noche, prefería asegurarse de que llegara a salvo.

Aquello terminó tal y como Pavitr había pensado. Se estaban despidiendo cuando escuchó la voz de su abuela invitándolo a pasar.

Invitalo a tomar té, no seas grosero —Hobie escuchó a la mujer hablar en un idioma que no entendía y notó como las mejillas del más bajo se enrojecían suavemente.

—Uhm... Tal vez... ¿Te gustaría pasar? —el más alto al principio creyó que Pavitr no quería realmente que pasara, pero al ver sus ojitos emocionado cuando estuvo a punto de decir que si no pudo negarse.

Mientras el menor preparaba el té, Hobie se sentó junto a la mujer mayor en una mesa.

—Tienes muchas... decoraciones en el rostro —dijo con un inglés no muy bueno pero algo entendible.

—Si, las tengo —estaba sutilmente nervioso, la mujer se veía bastante tradicional, por decir de alguna forma.

—Brillan mucho —Hobie pudo deducir que era una especie de cumplido por la sonrisa que tenía la mujer en su rostro, le agradeció y Pavitr no tardó mucho más en llegar con una bandeja que tenía una tetera y tazas.

Cuidadosamente acomodó todo en aquella mesa y se sentó junto a ellos para luego empezar a servir.

—Esto es... ¿Chai? —preguntó el más alto al sentir el aroma de la bebida, Pavitr se sorprendió ya que no se esperaba que la conociera, y menos que dijera solo "chai".

—Lo es, espero que te guste —dijo con una sonrisa.

La mamá de Pavitr estaba trabajando y su tía Maya había salido de la casa apenas llegó su sobrino, a pesar de que solo eran ellos tres, tuvieron un lindo y cálido momento, la bienvenida de Hobie fue cálida y al parecer la mujer mayor estaba más que contenta con el chico y sus modales. Hay que tener en mente que por su estilo tan extravagante y "rudo", la mujer no se esperaba que sea un chico tan bueno.

Cuando terminaron, ambos chicos quedaron solos en la sala, mientras Pavitr ayudaba a la mujer a trasladarse y después juntaba todo, Hobie comenzó a mirar las fotos de la casa.

Habían bastantes, parecía ser que él era el único hombre en la casa. Unas fotos en específico llamaron su atención.

—No mires esas —pidió avergonzado y con sus mejillas levemente ruborizadas.

—¿Por qué no? —Definitivamente pensaba que eran las mejores— ¿Bailas?

Pavitr quería que la tierra lo tragase, lo último que había querido era que Hobie viera esas fotos.

—S-si uhm... danzas árabes y hago yoga —dijo aún con vergüenza —. Se supone que haría danzas tradicionales de mi país pero me terminó yendo mejor en las otras —se dio cuenta de que el mayor aún seguía viendo las fotos —Ya basta... —Hobie soltó una risa suave.

—¿Por qué te avergüenzas? Te ves bien, pienso que es increíble —aún mirando las fotos, notó lo flexible que era el chico, no pudo evitar prestar atención a ese detalle y cuando miró a Pavitr no pudo evitar "escanearlo" casi de pies a cabeza.

Esa tarde, Hobie Brown pudo darse cuenta de lo lindo e interesante que le parecía Pavitr Prabhakar.




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Apareció la desaparecida

Después de un mes fuera de mi país, puedo pedir con certeza una vez más, SAQUENME DE LATAM.

Bastante tiempo sin actualizar, pero voy a usar mi viaje al extranjero como excusa (menos mal que volví pq el dólar está en las nubes, Argentina moment)

gracias por leer!<3

mudanza | chaipunkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora