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Sentía su corazón acelerado, sus manos transpirar y lo único que quería es que el auto dejara de avanzar.

¿En qué momento había perdido la colorida vista en los barrios? Hacía dos semanas, definitivamente. Y Pavitr sabía que esto era necesario, lo sabía, más no quería que lo fuera; Tener que mudarse nunca es una tarea fácil, y menos a otro país, completamente alejado de lo que él y su familia estaban acostumbrados, sin la posibilidad de retractarse y arrepentirse, el idioma distinto no era un problema tan grande, por suerte Pavitr sabía bastante inglés al igual que su madre, su tía Maya y su abuela tal vez no tanto, pero poco a poco podrían adaptarse, definitivamente las calles de Inglaterra se veían demasiado "formales". No se sentía en casa.

—Pav, cariño, recuerda ser cuidadoso, ¿Si? —las tan amorosas palabras de su madre lograron tranquilizarlo apenas un poco por unos segundos—. Los profesores aquí están informados, ellos te ayudarán a guiarte, al menos hoy.

Se redujo a asentir, le dedicó muchos éxitos y buena suerte. Sabía que no era su culpa, no era de él, ni de abuela, ni de tía Maya, a veces las cosas tienen que suceder de una forma y no es posible modificarlo, pero eso no quiere decir que estaba contento con estos cambios.

Un profesor que pasaba por ahí lo ayudo a encontrar la sala donde se supone que estudiaría, tocó la puerta dos veces antes de entrar despacio.

—¡Oh! Adelante. —exclamó el profesor al verlo—. Este año tienen un nuevo compañero.

Todos lo miraron, y lamentablemente hubiese preferido que lo hiciesen en silencio, pero todos murmuraban bajito entre ellos.

—¿Podrías presentarte... Parba... Prakha... —intentó leer su apellido.

—Prabhakar —dijo en un tono bajo y con una voz levemente temblorosa.

—Lo siento, Prabhakar, ¿Te molestaría presentarte así te conocen un poco? —Pavitr suspiró, realmente no quería presentarse frente a todos.

La decisión de mudarse y dejar todo atrás había sido realmente repentina, la mamá de Pavitr había conseguido una casa con un precio que podían permitirse en Inglaterra y ni siquiera lo dudó. Fue simplemente lo que más les convenía, la casa era bastante cómoda, y gracias a que su madre había llevado algunas de las anteriores decoraciones se sentía un poco más como un hogar.

Pavitr nunca había causado problemas, con sus 17 años, su promedio era perfecto y siempre había sido un buen hijo, pasando tiempo con su familia y ayudando a cuidar a su abuela. Pero el cambio estaba siendo demasiado repentino, y no había dejado de estar ansioso desde que llegaron al país, lo cual se redondeada a unas dos semanas.

—Soy... Pavitr Prabhakar y tengo 17 años, llegué hace dos semanas —hizo su mejor intento en sonar lo menos nervioso y lo más fluido en el idioma posible.

—¿Acaso vienes de la India? —se escucharon unas risas bajitas, era obvio que lo decía como burla.

—De hecho si, soy de Mumbai, India —ese grupo de chicos comenzó a reír al darse cuenta de que habían acertado, Pavitr ya no sabia si eran o no burlas.

Los profesores y directivos en esa escuela eran concientes de su buen desempeño escolar, por lo que no fue difícil que ya lo reconocieran. El mayor problema eran los demás alumnos, los primeros días lo ignoraban, y un tiempo más tarde los comentarios comenzaron a ser cada vez más hirientes. Eso hacía todo más difícil para él.

A pesar de que intentaba con todas sus fuerzas adaptarse, no hablaba con nadie, se la pasaba solo e intentando ignorar los comentarios que los demás le hacían. Sabía que ser de la India no era nada malo, amaba su cultura y su país, pero al parecer no era tan común entre ese grupo de chicos.

—Chico indio, eres tú. ¿Sabes? No sabía si eras chico o chica al principio, tu cabello es muy largo —sintió un brazo que cruzaba sus hombros y miró al chico, era el mismo del primer día. El cabello de Pavitr estaba casi hasta sus hombros, tenia razón de que era largo, pero siempre lo había tenido así—¿Eres musulmán? ¿Es cierto que puedes tener muchas esposas?

Pavitr lo miró sin entender.

—No... no, estás confundiendo religiones y culturas —dijo en un tono bajo —. Soy hindú...

—Ah, eso es yoga, ¿No? —Pavitr intentó explicarle, pero simplemente el otro chico se aburrió y lo soltó— eres realmente raro, ahora entiendo porque nadie te habla.

El menor simplemente lo miró, sin responder nada. Cada vez que se acercaban a él, siempre lo hacían viéndose amigables, pero al final terminaban dándole comentarios que no eran muy divertidos de recibir.

Desanimado, se subió al auto cuando su madre pasó a buscarlo, se puso el cinturón mientras la mujer lo miraba.

—¿Cómo estuvo tu día? —comenzó a manejar cuando ya estaban listos —. A partir de mañana no podré venir a buscarte, ya sabes que tengo que buscar trabajo.

—Estuvo bien, y no te preocupes ma, no queda tan lejos la casa —dijo intentando no sonar algo decepcionado ante la pregunta sobre su día.

Pavitr estaba seguro de que su madre se había dado cuenta sobre la situación en la escuela, pero ninguno decía nada ya que ambos sabían que sería difícil al principio.

Frenaron en el semáforo y mientras iba mirando por la ventana pudo ver un grupo no muy grande de chicos, al parecer a punto de pelear, su mirada se dirigió hacia uno en específico; Un chico atractivo con varios piercings y un estilo muy peculiar estaba sosteniendo a otro por la ropa, se veía bastante enojado, pero Pavitr se dio cuenta de que ya lo había visto antes. Estaba seguro de que estudiaba en la escuela, aunque era un año mayor.

—No puedo creer que hagan esto —comentó su madre sonando decepcionada de tener que ver adolescentes peleando en la calle mientras arrancaba el auto cuando la luz dio verde.

Esperaba que mañana fuera un mejor día.

mudanza | chaipunkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora