mudanza | chaipunk

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Aquel día fue el peor para Pavitr y apenas habia empezado la escuela. Lloró desconsoladamente por horas, encerrado en el baño del lugar sintiendo que una parte muy importante de él había desaparecido.

Esa mañana, el director O'hara lo llamó a dirección, allí se había encontrado con un chico de tez oscura y un increíble estilo; Era el mismo de la pelea.

—He notado que tal vez sea difícil adaptarte, Pavitr, llegas de muy lejos y entendemos que todo sea complicado y distinto, así que pensamos desde nuestro equipo directivo que tal vez seria bueno para ambos trabajar juntos—anunció Peter, el secretario del señor O'hara.

Eran muy distintos, pero congeniaban bien de alguna forma. Miguel O'hara era alguien muy frío y distante, mientras que Peter. B. Parker era todo lo contrario.

—Nuestro estudiante Hobart Brown está en su último año, aunque... no en las mejores condiciones —. El chico ni siquiera lo miró—. Creímos que sería una buena idea si tu pudieras ser un incentivo para que al menos entre a clases y no repita el año, sería de gran ayuda que no se metiera en más peleas —Pavitr miró al chico, quien mantenía una actitud de desinterés—. Y tu beneficio sería que mejores en el inglés y tengas alguien en quien apoyarte para terminar de adaptarte —se quedó en silencio—. Por eso les pedimos a ambos que colaboren, Hobart está de acuerdo.

Asentí, era nuevo en la escuela, y no estaba en condiciones de negarme a hacer algún trabajo, al menos no por el momento. El chico que estaba en la silla se levantó y apenas en ese momento pudo notar lo alto que era, se despidió aun sin mostrar mucho interés y miró a Pavitr antes de salir de ahí.

—Ni se te ocurra decirme Hobart, soy Hobie. ¿Hace cuanto llegaste? —fue lo primero que dijo y preguntó.

—Un poco más de un mes —Pavitr se quedó en silencio, sin decir más de lo que le preguntaba.

—¿Y de dónde vienes? —el menor lo seguía mientras caminaba. Aun no muy seguro de a donde llegaría la conversación.

—La India —dijo un poco más bajo, aquella pregunta siempre terminaba mal.

—Cool. —Pavitr quedó en silencio, ¿Se estaba riendo? No creía que realmente le hubiera parecido cool, a nadie en ese lugar le parecía—. Bien, no tienes que seguirme, cachorrito, puedes ir a tus clases.

Se quedó en su lugar, ¿Acaso había escuchado bien?

—De acuerdo, de acuerdo, yo se que soy increíble, pero no hace falta que me sigas —guiñó un ojo y Pavitr seguía sin entender nada. El chico más alto se fue sin decir nada más, el menor no sabia si tenía que seguirlo o ir a clases, optó por la segunda opción ya que estaba por tocar el timbre de ingreso.

Las clases transcurrieron como siempre, nada fuera de lo común, ejercicios que sabía resolver, tareas y comentarios desagradables hacia su imagen. La situación más grave empezó cuando salió de esa clase; Debía ir a buscar al chico de piercings para al menos preguntarle sus horarios, el problema fue que un grupo de chicos lo empujaron contra los lockers, haciendo que golpeara su espalda.

—Hoy estoy muy molesto —el chico lo estaba agarrando por la ropa y Pavitr tenía sus manos sobre sus muñecas—. Llegaste desde la India solo para robar un lugar en esta escuela —el más bajo no entendía a que quería llegar con eso, pero cada vez lo presionaba más fuerte, haciendo doler su espalda— ¿Acaso no tienen escuelas allá? Tendría sentido.

Los demás siempre habían sido malos con él pero solo con palabras, era la primera vez que usaban fuerza física contra él. Y eso lo asustaba.

—¿Qué pasa? ¿Quieres otra paliza? —una voz que ya había escuchado antes apareció. De inmediato lo soltó y no pudo evitar dar un quejido de dolor. Sin decir nada, el chico que lo agredía se fue, molesto, y ahí pude ver que era el chico de los piercings.