6

601 48 2
                                    

Aidan Gallagher

La mano que tenía fuera del volante se acercó a su asiento. Sentía su mirada de reojo y poco a poco subió para tener contacto con su pierna. Pude sentir como se tensó y sus piernas no podían estar más juntas. Bajé un poco la velocidad, iba a una considerable. Ella volteó a verme y pude notar su semblante nervioso.

— Entonces, ¿querías que eso pasara? —pregunté con voz ronca.

No respondió y la observé con frialdad.

— Respóndeme.

— No lo sé —susurró y parpadeo varias veces. Ni siquiera podía mantener su mirada puesta en la mía.

— ¿No lo sabes? —negó e hice una mueca.

— Aidan, podrías apresurarte.. no quiero que lleguen mis padres y no me encuentren en casa.

— ¿Qué dices? —pregunté confundido. Pude notar como maldijo por lo bajo— ¿No les dijiste que saldrías?

Ella negó lentamente.

— ¿Es una broma? Tú jamás le mentirías a tus padres. ¿Qué pasó contigo esta noche, Leah? Esta no eres tú —Protesté con algo de molestia. Poco a poco sentía como si ella realmente ya no le importara que mi mano siguiera en su pierna.

— ¿Y qué pretendes? ¿Que les dijera que iría a un club no para menores? —preguntó irónica.

— La mejor opción era que no fueras. Más sin embargo estabas ahí. En un lugar de perdición. ¿Y todo por qué? ¿Cuáles eran tus planes, pequeña? —mi mano apretó su muslo al igual que podía sentir como mi mandíbula se tensaba— ¿pretendías algo más con ese estúpido chico? 

—Soltó un jadeo al sentir mi fuerza— ¿Qué? ¡Por supuesto que no! Yo.. yo no quería..

— ¿Y por qué fuiste?

— Porque ellos insistieron

— Eso no es una justificación.

— ¿A ti que te importa? —me miró enojada. Pero no era la única.

— ¿Qué que me importa?

— ¡Si! Tú no deberías de meterte en mi vida —dijo fuertemente, mi mano se alejó de ella y sin pensar giré el volante saliendo de la carretera para parquearme fuertemente. Ella se sostuvo de donde pudo.

— ¿Que no me importa? ¿Sabes lo que provocas, Leah?! —ella me miró asustada. Ahora ya no se notaba con tanto valor como al principio, y eso me hacía desearla más— ¿Sabes lo que provocas al escaparte de casa y colarte a lugares que no debes? ¿Al no decirle a tus padres? ¿Al vestir con ese diminuto vestido en un club lleno de mayores? ¿Sabes lo que provocas? —apreté sus mejillas con una de mis manos y ella soltó un quejido de dolor— ¡Te estoy haciendo una pregunta! ¡Sabes lo que provocas! —negó cerrando los ojos ante mi grito— pues yo te lo diré. Lo único que provocas es deseo, te vez tan jodidamente sexy con ese vestido, bailando de tal forma, insinuándote sin querer porque ¿qué crees, cariño? Ese lugar está lleno de degenerados que lo único que buscan es pasar una buena noche con quien se lo ceda.

— ¿Tú eres uno de ellos? —preguntó en susurró y fruncí el ceño.

— ¿Crees que soy un degenerado?

— Tu mismo lo dijiste, en ese lugar solo hay personas que buscan una cosa.. Estabas ahí.

— ¡Y deberías agradecerme!

— También formas parte de ellos —terminó y solté sus mejillas— Baja de mi auto.

— ¿Qué?

 𝑆𝑢𝑒𝑛̃𝑜 𝐼𝑚𝑝𝑜𝑠𝑖𝑏𝑙𝑒 | 𝐴𝑖𝑑𝑎𝑛 𝐺𝑎𝑙𝑙𝑎𝑔ℎ𝑒𝑟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora